Pedro Reyes es uno de los artistas mexicanos más destacados de la escena artística contemporánea a nivel mundial. Su trabajo se basa en esculturas y productos audiovisuales con las que el público pueda interactuar y que generen una reflexión acerca de distintos temas sociales importantes.
Una de las problemáticas que más destacan en su obra es el uso de armas y la erradicación de la violencia. Por ello, en 2015, se convirtió en el primer mexicano en recibir la Medalla de las Artes, que otorga el Departamento de Estado de los Estados Unidos, por tres de sus creaciones: Ear (2012), comisionada para el Consulado de Estados Unidos en Tijuana; el proyecto Palas por pistolas (2007), en el que se fundieron 1,527 armas para posteriormente ser convertidas en palas y así sembrar el mismo número de árboles, y Disarm (2013), trabajo para el que ametralladoras, rifles y escopetas fueron transformados en instrumentos musicales e instalaciones de orquestas.
Este 2020 el artista presentará Return to the sender, una exposición en la que reflexiona sobre la criminalización del uso de armas de fuego a partir del color de piel de las personas.
En entrevista para CHIC Style, el artista nos platica acerca de esta exhibición que es una de las primeras en presentarse en el Museo Tinguely de Basilea, Suiza, tras el confinamiento por el Covid-19. Se inauguró el pasado 23 de junio y permanecerá hasta noviembre de este año.
¿Qué significa para ti que tu exposición sea de las primeras que se muestren en Europa después de la pandemia?
Los museos en Suiza habían permanecido cinco meses cerrados y el arte, sobre todo la escultura, es algo que tenemos que experimentar en tercera dimensión, poder caminar alrededor de la pieza, escucharla, sentirla, y eso no se puede percibir o sentir a través de una pantalla, tienes que estar ahí físicamente.
Pienso que en general los museos son espacios que no tienen la misma densidad que un concierto, porque puedes controlar la distancia que tienes con otras personas, por eso, dentro de la “nueva normalidad”, las artes plásticas son de las primeras manifestaciones culturales a las que podemos tener acceso.
¿Cómo surgió el nombre de la exposición?
La idea de devolver al país donde se fabricaron, las armas transformadas, era un concepto para el cual yo estaba buscando la frase apropiada, y en ese sentido, cuando en el correo se devuelve una carta al remitente, se apela al inicio de todo. Al tratar de dar una denominación de origen a las armas, resultó el nombre Return to the sender, el cual es ideal para encapsular todo el concepto.
¿Qué materiales utilizaste para las piezas?
Los mecanismos y las cajas se fabricaron en su totalidad en mi taller; ahí hicimos la transformación de las placas y barras de latón. El único elemento que no es latón son los cañones de las pistolas, que me costaron bastante tiempo reunirlos.
Por ejemplo, los rifles Karabiner son armas que se usan en Suiza para el servicio militar y es muy común que en muchas casas existan, así que se fueron juntando estas piezas de segunda mano para tener 10 rifles del mismo modelo, cortarlos a diferentes longitudes y así crear una escala musical.
Cada una de las piezas reproduce composiciones de músicos del mismo país de origen de las armas con que están construidas, para así demostrar que un objeto usado para la violencia puede ser transformado en arte, que no hace daño.
¿Qué mensaje quieres transmitir ?
Creo que hay una resonancia con una serie de sentimientos políticos muy vivos que se manifestan hoy en día, por ejemplo, en Estados Unidos, así como el llamado que hace la sociedad por reducir los fondos públicos que se destinan a la policía.
Las Naciones Unidas han tratado de llamar a una tregua mundial en el contexto de la pandemia, ya que todavía hay un gran número de guerras activas en el mundo. También he estado participando en otros movimientos pacifistas y colaborando con diferentes organizaciones hacia la prohibición de armas nucleares, que sigue siendo la amenaza más grande del planeta.
Creo que en general hay muchos esfuerzos y oportunidades en este momento que deben de ser como una gran tregua a nivel mundial. Con mi obra me gustaría destacar que la violencia por armas de fuego empieza en las fábricas donde se producen y no solo es responsabilidad de quien jala el gatillo.