Para muchos hombres enfrentarse a la paternidad es un reto mayúsculo, para el cual no están preparados. Mientras algunos huyen, otros lo encaran y construyen una forma de ser padre que va evolucionando cada día.
“A mí me daba un miedo tremendo ser papá”, confesa Andrés Neuman, autor de Umbilical y Pequeño hablante.
Al enterarse de que se convertiría en padre, Andrés se cuestionó sobre lo que sabía de la paternidad: cómo los hombres conectan con sus hijos y lo que la sociedad indica que es “ser padre”. Mientras avanzaba el embarazo de su pareja, el escritor hispano-argentino empezó a reflexionar y a escribir lo que le pasaba para poder comprenderlo.
“No traté de documentarme, traté de involucrarme y de sentir todo lo que podía. Empecé a tomar notas un poco a tientas, a oscuras”, explica en entrevista el ganador del premio Alfaguara por la novela El viajero del siglo.
“Muchas veces no sabemos qué piensa, siente y teme un hombre cuando se va a convertir en padre”, considera el escritor de 47 años, quien al enfrentarse a ello por primera vez se hizo consciente de que, al estar todo razonablemente enfocado en las madres, los padres quedaban relegados; no solamente durante el embarazo, sino también durante los primeros meses de vida del bebé y más allá.
Como sociedad, pareciera que hemos fallado en desarrollar el concepto de la paternidad e, incluso, en crear ejemplos a seguir.
“Tenemos unos arquetipos muy limitados para pensarlo: el del padre violento, que sin duda existe y abunda en la realidad y en la ficción; el del padre ausente, que es fundacional en la narrativa moderna, y, después, está el padre heroico, que es el de Hollywood, este señor que salva a su familia, a su país y al planeta entero”, considera el también poeta. “No tenemos muchos referentes”, agrega.
Han pasado cerca de cinco años desde el momento en que supo que sería padre de Telmo; sin embargo, el tema no ha dejado de apasionar a Andrés, quien tomó esas notas como punto de partida para Umbilical, una reflexión sobre la expectativa y el nacimiento de su hijo.
Y, luego, al verse maravillado por las primeras palabras del niño, complementó el ejercicio en Pequeño hablante, recién publicado, donde narra cómo evoluciona la relación cuando el bebé comienza a explorar el lenguaje y expresar su personalidad.
Cuestionarse cómo los hombres quieren a sus hijos, desmenuzando estereotipos, llevó a Andrés a pensar que la educación sentimental del hombre, fría, calculada y dura, se vuelve un obstáculo a la emoción de ser papá.
“En estos dos libros, a la vez que se habla de los temores, dudas y conflictos, he tratado de poner el énfasis en todo ese placer y esa alegría, y en todas las ganancias humanas y emocionales que podemos recibir los hombres si tratamos poco a poco de involucrarnos más y ponerle más el cuerpo al amor paterno”, explica.
“La realidad del paternar está llena de ternura, de dudas, de miedo, de cuidado, de errores, de emociones y tiene que ver siempre con el cuidado diario”, considera el autor, quien plantea que socialmente los hombres han sido educados para no conectar emocionalmente con sus hijos.
“Es un discurso diferente al de las mujeres, generalizando de nuevo, que es el de que no queremos, no podremos y no sabremos paternar desde el principio; que no es un asunto que nos concierna y nos pueda, digamos, ocupar interior y exteriormente, física y emocionalmente, a la altura de lo que una madre puede sentir”, reflexiona.
“Siento que a veces los padres nos hemos arrojado a la paternidad de un modo similar al de las madres adoptivas, es decir, sin el aval supuestamente sagrado de la biología y del cuerpo, y preguntándonos hasta dónde puede llegar el vínculo cuando eres un individuo que no puede gestar, alumbrar o amamantar”, plantea Neuman.
Sin embargo, textos como este iluminan el camino para nuevas paternidades, en donde los hombres puedan experimentar y expresar sus emociones con la misma intensidad de las mujeres.
“Creo que hablar de esa cuestión, y verbalizarla, puede ser un elemento clave, porque hablar de algo es ya permitir que suceda”, apunta el filólogo.
Al final, para Andrés la paternidad ha sido un viaje para explorar emociones que no sabía que sentía y reconocerse a través de su hijo.
“La realidad de las familias nos dice que el vínculo que se puede generar es todo, es absoluto, como el de una madre adoptiva, como el de un padre que empieza poco a poco a ponerle el cuerpo al amor hasta generar un vínculo completo. La historia de amor entre un hombre y un bebé puede ser mucho más intensa, completa y gratificante de lo que nos han educado para pensar. Yo me encontré con esta sorpresa”, finaliza.