Desde series de televisión, hasta películas, Ana Serradilla simplemente no puede quedarse quieta y eso lo ha demostrado con más de dos décadas de carrera. Es por eso que es aún más difícil de creer cuando reveló hace poco que durante esos años también estuvo lidiando con el dolor de una enfermedad incurable.
Y, en realidad, no necesariamente debería llamarse enfermedad, ya que en realidad es una condición física que simplemente le causa dolor crónico, así como otros síntomas, simplemente por tener la mala suerte de tener un útero. ¿Ya sabes de qué trata y cómo lo descubrió? Sigue leyendo para conocer su historia.
¿Cuál es la enfermedad de Ana Serradilla?
Tan solo el año pasado, la actriz mexicana tuvo la oportunidad de tener una plática con el diseñador Marco Chong, con quien habló sobre el dolor y la carga emocional con la que ha tenido que lidiar, al mismo tiempo que seguir tratando de encontrar su camino en la industria del entretenimiento.
"Desde que nací, tengo una estrecha relación con el dolor, no solo el dolor emocional, sino el físico. He aprendido a vivir con el dolor físico", dijo la actriz, pues nació con una anomalía en su nariz y luego padeció depresión dese pequeña y finalmente empezó a presentar síntomas de una condición física que nadie supo diagnosticarle.
Durante una pequeña estancia en Argentina, la actriz comenzó a presentar los primeros síntomas que no pudo reconocer y, desafortunadamente, tampoco lo hizo su médico: "Estando en uno de esos llamados, me dio uno de esos cólicos horrendos y me llevaron rápido con un doctor, me dijeron 'tú toma pastillas anticonceptivas, con eso se te va a quitar' y pues estuve 26 años de mi vida tomando pastillas anticonceptivas".
Desafortunadamente, el dolor desapareció solamente en ese momento, y su problema físico se volvió constante, pero sin tener un diagnóstico claro. De hecho, tuvieron que pasar dos décadas e investigaciones por su cuenta para que descubriera qué es lo que le estaba pasando por su cabeza.
Como era de esperarse, el experto al que le tenía más confianza, su ginecólogo, también minimizó los síntomas y el dolor que sentía, así que vivió de esta manera por años, cuando en realidad sufría de un padecimiento que se ha vuelto cada vez más común entre mujeres: endometriosis.
"Eso provocó que yo viviera feliz un buen rato, pero no podía dejar de lado que tenía migrañas, que padecía inflamación en mi cuerpo muy extraña —se me inflamaban demasiado los tobillos—, que de pronto sentía fatiga crónica, que tenía mucha debilidad y que eso no era normal, y aparte yo me echaba unas jornadas de trabajo ¡muy duras!, mi corte más rudo fue de 22 horas de trabajo y yo decía '¿pues cuántas tiene el día, cómo que de 22?', pues sí, así trabajaba yo de loca", concluyó.
¿Qué es la endometriosis y cuáles son sus síntomas?
La endometriosis es una enfermedad en la que un tejido similar al revestimiento del útero crece fuera del útero. Puede causar dolor intenso en la pelvis y dificultar el embarazo. Además, puede comenzar en el primer período menstrual de una persona y durar hasta la menopausia.
Se desconoce la causa de la endometriosis y no existe una forma conocida de prevenir la endometriosis. Por si eso no fuera suficiente, no tiene cura, pero sus síntomas se pueden tratar con medicamentos o, en algunos casos, con cirugía.
La endometriosis a menudo causa dolor severo en la pelvis, especialmente durante los períodos menstruales. Algunas personas también tienen dolor durante las relaciones sexuales o cuando usan el baño. Además, hay quienes tienen problemas para quedar embarazadas.
Algunas personas con endometriosis no tienen ningún síntoma. Para quienes lo hacen, un síntoma común es el dolor en la parte inferior del abdomen (pelvis). El dolor puede ser más notorio:
- Durante un período
- Durante o después del sexo
- Al orinar o defecar
Algunas personas también experimentan:
- Dolor pélvico crónico
- Sangrado abundante durante los períodos o entre períodos
- Problemas para quedar embarazada
- Hinchazón o náuseas
- Fatiga
- Depresión o ansiedad
Los síntomas de la endometriosis son variables y amplios, lo que significa que es posible que los trabajadores de la salud no la diagnostiquen fácilmente. Las personas con síntomas pueden no ser conscientes de la afección.
¿Lo sabías?