Alejandro Speitzer y Cecilia Suárez hablan de "Alguien tiene que morir"

PERSONAJES

Los actores mexicanos nos platicaron acerca de sus personajes en la nueva serie de Manolo Caro para Netflix.

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Alejandro Speitzer y Cecilia Suárez comparten crédito por primera vez en la serie.

Alguien lo tenía que decir, es lo que parece decir Manolo Caro con su nueva serie. Al director le gusta tratar los temas de la rigidez de la sociedad, la doble moral, las apariencias… solo da un giro completo y pasa de la comedia que vimos en La casa de las Flores a un drama y suspenso en Alguien tiene que morir. Pero, ahora, ese drama está situado en los cincuenta y nos avienta en la cara como un cubetazo de agua fría que muchas cosas no han cambiado. De hecho, muy pocas.

Si no fuera por una gran ambientación, con unos escenarios espectaculares en Madrid y una cuidada selección de vestuarios, la historiade la miniserie de Netflix podría ser una escena familiar cualquiera, ahora en equis país: una familia regida por una abuela (Carmen Maura) a la que le importan las apariencias más que cualquier otra cosa y que se empeña en el honor familiar, un hijo (Ernesto Alterio) al que le interesa a toda costa casar a su primogénito (Alejandro Speitzer) con la hija(Ester Expósito) de un empresario con el que hace negocios y en general una sociedad a la que no le gustan los cambios y los outsiders.


La serie gira sobre normas no escritas, pero que determinan los actos de una comunidad, sobre pautas de comportamiento que facilitan la convivencia social, que se ponen como solución a los dilemas morales y que se sotienen por la exigencia de unos cuantos con base en una supuesta tradición y una inventada moralidad que imponen algunos integrantes de ese grupo.

Como algo inmaterial, podríamos pensar que las normas no son eternas, que es fácil cambiarlas o que naturalmente se modifican con el paso del tiempo y la llegada de nuevas generaciones. Pero, como lo muestra la serie, a veces eso simplemente no pasa o al menos no con la suficiente rapidez. Además, en la miniserie la“moral” y la ley aparecen tomadasde la mano, como todavía ocurre en muchas instancias.

Para Cecy Suárez, la eterna amiga de Manolo y que ya se ha vuelto su musa infalible, actuar en la serie le ha dejado un mensaje que se vuelve aún más relevante este año. Esa lucha entre el yo y el nosotros, entre el individualismo y la colectividad.

“Si no nos hacemos conscientes de nuestra historia estamos condenados a repetirla por más que lleguen sirenas a cantarnos al oído y nos digan que esto es distinto. Las historias que vivimos como sociedad, de manera colectiva, se repiten si no hacemos el ejercicio como grupo de sanarlo”, nos dice desde España, donde se encuentra grabando otro proyecto y añade que no sale casi nada por la pandemia.

“Lo que está pasando no es una cosa individual y solo podremos tener otros resultados cuando pensemos en grupo. Me sigue sorprendiendo que haya personas que no lo crean y que se opongan al uso de la mascarilla, no se trata solo de nosotros desde lo individual”, agrega.


La colectividad, en los proyectos de Manolo Caro, de 35 años, suele aparecer en la forma de un gran equipo, con actores que ya se volvieron mejores amigos, a los que respeta, con los que hace familia y comparte gran parte de su vida. Un grupo de personas unidos por su amor al cine, al arte, que quieren compartir el mismo tipo de historias, que conocen la importancia de la disciplina artística, que habitan un mismo universo y muchas veces una misma forma de pensar.

Lejos de su papel cómico como Paulina de la Mora, la actriz aparece como la mamá de Alejandro Speitzer, en un papel sumiso y abnegado, que aunque no está de acuerdo con las normas sociales, no puede escoger otro rumbo.

“Me ha parecido un movimiento tan natural y tan orgánico contar esto justo después de La casa de las Flores. Ha sido delicioso poder habitar otro universo completamente diferente. Era importante para nosotros podernos desplazar hacia un territorio desconocido nuevo y creo que Manolo fue muy valiente y también muy inteligente al querer hacer eso”, nos cuenta Cecy.

Sobre estas estructuras tan rígidas que vemos en la serie, y que parecen tan contemporáneas, Alejandro se dice sorprendido. El actor de 25 años ya había trabajado con Manolo en la obra de teatro Straight y nos cuenta que, cuando el director lo invitó a este proyecto, no dudó en decir que sí.

“Ya había trabajado con Manolo y había sido una experiencia maravillosa. El proyecto me pareció un tema muy interesante de tocar y también me llamaba mucho la atención ir a España, que era algo que yo tenía en mente, el poderme abrir espacio ahí. Afortunadamente para mí sucedió antes de lo que llegué a imaginar. Y, bueno, la cereza en el pastel fue el elenco.


Era una oportunidad que no podía dejar ir”, nos cuenta también desde este país, poco antes de asistir al Festival de Venecia, al que acompañó a su novia, la española Ester Expósito, a quien conoció durante la grabación de Alguien tiene que morir y la cual interpretó a Carla Rosón en Elite.

“Y luego hay otras estructuras que amenazan con volver”, agrega Cecy, “la censura y el control son cosas que hay que estar vigilando porque hay unas que sorprendentemente permanecen y otras que se asoman por ahí y nos hacen estar vigilantes. Nos obligan a estar despiertos, a tener conciencia, a estar informados y a tener bajo un manto de absoluto cuidado lo más preciado que son nuestras relaciones de afecto”.

Les pregunto a ambos por una ironía que se ve en la serie sobre las dos clases sociales que aparecen, pobres y ricos; se llaman la una a la otra con el término “la gentuza”. “Resulta bien interesante esta observación, ese acercamiento a una sociedad que está postrada en el encono. En la división en ellos y nosotros, en lo que eso genera y el propósito que hay detrás de una sociedad dividida que, además, se observa mutuamente bajo el aire permanente del rencor y vuelve a lo mismo.

Estamos condenados a repetir la historia o a que alguien tome ventaja de qué somos: un país o una sociedad dividida”, afirma Cecy, aludiendo a algunos de los mensajes que la producción tiene.

Una historia muy familiar

Aunque ya se conocían, esta es la primera vez que Cecy y Alejandro trabajan juntos. “Fue una muy buena experiencia compartir con ella, me apoyó mucho y es algo que me encantaría repetir. Hicimos buena amistad y seguimos platicando.

Cecy tiene una presencia que te hace estar ahí, vivir todo de otra forma y eso es lo que tienen los grandes actores. Fue un gran placer. Hicimos muy buena química y creo que sí podríamos ser madre e hijo (ríe)”, platica Alejandro.

“Alejandro es encantador”, nos dice Cecy por su parte, “y es un actor comprometido, dedicado, sensible y la verdad es que ha sido muy fácil trabajar con él. Poder formar esta familia lo he disfrutado muchísimo y espero que él también”.

Ambos han logrado un mayor reconocimiento internacional últimamente con proyectos en Netflix y, además, este año a Alejandro le tocó estrenar dos, pues también fue protagonista en Oscuro deseo, donde compartió créditos con Maite Perroni, una producción que se vio en más de 35 millones de hogares, lo que le dio pie a que se preparara su segunda temporada, que ya fue anunciada.

“Me emociona mucho saber que voy a volver a compartir el set con este equipo tan bonito. Es una serie mexicana que le está dando la vuelta al mundo, es algo que hace unos años no hubiera pasado por mi cabeza”, nos comparte él, y confiesa que sueña con dirigir pronto una producción, pero quiere darle tiempo y esperar el proyecto correcto.

Cecy también nos cuenta de lo mucho que le gustó volver a trabajar al lado de la consagrada actriz española Carmen Maura, quien hace un papel extraordinario en la serie como la matriarca de la familia.

“Regresar a actuar con ella es un regalo absoluto. Me encuentro una vez más maravillada frente a Carmen cuando la veo trabajar… es imposible no estarlo en su presencia, la adoro. Es un verdadero regalo volver a coincidir”, comenta.

Curiosamente, el año pasado Cecy cumplió 20 años de trayectoria en cine, pues en 1999 debutó en Sexo, pudor y lágrimas, mientras que Alejandro cumple esas mismas dos décadas de trayectoria este año, pues desde el 2000 comenzó a aparecer en programas televisivos como Plaza Sésamo y, posteriormente, Rayito de luz y Aventuras en el tiempo.

A Cecy le divierte que le mencione este dato y dice riendo: “¡Llevas mejor los números que yo! Me siento agradecida de poder hacer esto que tanto disfruto y estoy contenta con el camino andado”. Por otro lado, ella no es la única que comparte una cercana amistad con Manolo Caro.

“Manolo y yo hicimos muy buena química, me atrevo a decir que también tenemos una muy linda amistad y, desde que terminamos Straight, me quedé con ganas de volver a trabajar con él.

Para mí fue muy interesante llegar y descubrir a otro Manolo en otro mundo que no es el teatro, pero siempre con ese buen gusto y esa intuición que tiene para contar historias”, cuenta el actor. Entonces… ¿alguien tiene que morir? Sí claro, las estructuras y disque tradiciones que venimos arrastrando desde hace décadas.


yvr

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  • Aracely Garza