Alberto Guerra es un amante y un maestro del disfraz. Ya sea que lo hayamos visto como El Mayo Zambada, en la serie Narcos, en Historia de un crimen: Colosio, o en producciones más anteriores como Arráncame la vida, el actor es un as para la caracterización.
Todo esto le viene como anillo al dedo a Alberto para su siguiente proyecto, El Mantequilla: Maestro de la estafa, donde interpreta al protagonista, Emiliano Escamilla, un personaje inspirado en hechos reales que se valió de al menos ocho identidades para cometer toda serie de fraudes. La serie mexicana original de Star+, que se estrena el 13 de septiembre, está además situada en los 80s, lo que le añadió una interpretación extra de la época.
“Yo empecé a ser actor por la película de King Kong de 1976, con Jessica Lange y Jeff Bridges, porque sabía que adentro del chango había un ser humano que le daba vida, y quería ser esa persona. Tendría en ese entonces unos cincos años cuando la vi por primera vez y durante los siguientes 10 años la seguí viendo todas las semanas. Pensaba: ‘si eso es ser actor, yo quiero hacer eso, disfrazarme de chango y andar brincando de edificio en edificio’. Realmente el disfrazarse para mí es un juego, es completamente lúdico, es una de las maneras que tenemos los actores para darnos un descanso de nosotros mismos. No todo el mundo puede ponerle un switch a quién es, a las preocupaciones, a todo lo que siente y la carga que trae, y ponerle pausa, entrar a escena y ser por completo otra persona. Esta serie fue un juego maravilloso”, me confiesa sobre lo mucho que se divirtió con el reto de crear tantos personajes dentro del mismo.
Esta serie le involucró, por ende, incontables horas en maquillaje y peinado para recrear cada identidad, muchas más que cualquier otra producción en la que ha estado. Eso, para él, es de las mejores partes de su profesión, el vivir de esta manera una vida que no tiene y divertirse en el proceso, pues admite ser sumamente tranquilo y tener una vida de lo más aburrida.
“Tengo la oportunidad de hacer unas barbaridades maravillosas en la ficción y este fue un reto sumamente particular. Como actores, en la parte técnica descubrimos cómo camina el personaje, cómo mueve las manos, cómo habla y qué acento tiene para irlo encontrando. Aquí fue hacer al protagonista, y a otros ocho, entonces había que preparar todos estos acentos distintos, estas diferentes maneras de hablar, la corporalidad, la calidez de cada identidad, etc. Son muchas cosas las que involucran crear un personaje y en este fueron muchas más. Fue un proyecto muy, muy particular para mí en ese sentido y fue un personaje con un reto técnico tan grande que sería raro que se volviera a repetir”, dice.
Nuestra plática nos lleva a reflexionar sobre cómo han ido ganando terreno últimamente las producciones sobre estafadores. Lo hemos visto con historias reales como las de El Estafador de Tinder, el de Anna Delvey (la mujer que se hacía pasar por una heredera alemana), la más reciente Los Estafadores: Primeros Trazos, de Vix, y ahora esta, que nos remonta a otra década y muestra una divertida e ingeniosa manera de hacer fraudes antiguamente.
“Siempre ha sido así, hay maneras y artimañas. Apenas hace unos años fue que empezamos a descubrir la manera de repelar las estafas telefónicas en México y, sin embargo, siguen sucediendo. Mientras el ser humano siga manteniendo cierto grado de inocencia y existan estas personas capaces de cometer esto. Antes te sacaban el dinero del banco con una firma, ahora con una transferencia. Simplemente hemos ido mutando”, explica.
Más de dos décadas
Alberto, quien tiene una carrera artística de 21 años, y lo hemos visto prácticamente en proyectos de todos los estudios y plataformas existentes, se ha convertido en una de las caras más conocidas de México, aunque de hecho nació en Cuba. Además, está casado con la también actriz, Zuria Vega, con quien tiene dos hijos y acaban de cumplir 10 años de relación.
“Yo no creo que nos falta nada en la industria mexicana en cuestión de historias y producciones como las de Estados Unidos”, me cuenta, “Lo que nos gustaría es tener un mayor apoyo tanto de las plataformas, del gobierno y los estudios para poder hacer mejores producciones. Ya demostramos que podemos hacerlas, simplemente la diferencia es que podemos mostrar que no hay límites en nuestra calidad si tuviéramos esos presupuestos. Se podría hacer aquí cualquier cosa, un Game of Thrones sin ningún problema. No es una cuestión de falta de talento, tanto como el que está delante y atrás de las cámaras. Es justamente ese otro empujón para estar compitiendo con industrias más poderosas”, explica.
Y, aunque tiene la fortuna de que comparte profesión con su esposa y es muy vocal sobre lo privilegiado que se siente de poder trabajar en lo que ama, Alberto es consciente del sacrificio que implica. “Es el balance a los sacrificios que uno tiene que poner. Tengo la gran fortuna de que hago lo que amo y que con ello puedo darle la vida que le doy a mis hijos, pero hacer esto requiere mucho tiempo lejos de ellos. Sobre todo en los últimos años con la globalización tan fuerte de las plataformas y la facilidad con la que en esta industria se viaja a otras partes del mundo. Entonces cuando estoy de regreso no existe nada más en el mundo que mi familia para mí”, platica.
A sus 40 años, es consciente también del tiempo transcurrido y cómo sus prioridades han ido cambiando. Por ejemplo, hoy “muere de ganas” por hacer una producción para niños para que sus dos hijos pequeños, Lúa y Luka, puedan ver su trabajo. “Más allá del talento, hay una disciplina y una constancia en lo que hago, así como metas. Lo que es muy bonito de esta carrera es que estamos hechos de viajes cortos. Yo entro con una fecha de caducidad a un proyecto sabiendo que en 14 semanas se acaba lo que estamos filmando por lo que es muy importante ponerse metas, que he tenido la suerte de alcanzarlas. Al principio se necesita algo de suerte, pero después ya estás solo, ya eres tú contra ti mismo, contra lo que puedas hacer, contra tu necedad y contra tus ganas de contar historias y de evolucionar como actor. Que va de la mano con las ganas de evolucionar como persona”,
Alberto, quien se encuentra filmando otro proyecto del que no puede hablar por el momento, próximamente estrenará la serie Griselda, junto a Sofía Vergara.
Fotos: David Suárez
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