En el transcurso de los próximos meses, producto del inminente fin de la pandemia, la Zona Metropolitana de Monterrey (ZMM) regresará a una nueva normalidad. En el próximo ciclo escolar se espera el retorno, al menos de manera híbrida, de los estudiantes a las instituciones educativas de todos niveles. Las oficinas paulatinamente vuelven a recibir a sus empleados y comercios de todo tipo reabren sus puertas permitiendo aforos cada vez mayores.
¿Qué le depara a la ciudadanía en esta nueva normalidad? ¿Qué habrá de "nuevo" en esta ocasión? ¿Estaremos preparados para una vida cotidiana como aquella antes de la pandemia? Las preguntas no son sencillas de responder, existe una complejidad intrínseca que difícilmente podemos predecir.
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Preparados o no, habrá cosas que volveremos a sufrir. La movilidad es un tema que volverá a ser una molestia para muchos de nosotros. Hoy en día se perciben congestionamientos durante las mañanas, lo cual tenderá a empeorar una vez se abran las instituciones educativas. Por el otro lado, un buen número de oficinistas han sido enviados a sus hogares, el home office se ha vuelto una costumbre. Sin duda algunas empresas optarán por conservar esta medida al ver sus requerimientos de espacio reducidos provocando a la par una reducción en sus costos de operación. ¿Cuántos autos dejarán de circular por nuestras avenidas en consecuencia? Es sin duda una difícil predicción, esperemos ver un cambio positivo.
Habrá eventos masivos o giros comerciales que, si es que vuelven a ser como antes, es probable les tome años. ¿Volveremos a ver cines llenos en un futuro próximo? ¿Cuándo volverán bodas o compromisos sociales con cientos de invitados? Es probable que tome algún tiempo, por el momento… ¿Qué pasará con los espacios destinados a esto usos o con los estacionamientos de estos? Sin duda la fisionomía de nuestras plazas comerciales sufrirá de modificaciones, esperemos los nuevos espacios vacíos sean bien aprovechados.
Las estaciones de sanitización, presentes hoy en el acceso de la mayoría de los comercios, oficinas y demás edificios públicos, son probablemente espacios que llegaron para quedarse. Aún y cuando la pandemia termine, la incrementada preocupación por la higiene será algo que probablemente se quede en nuestra vida cotidiana. Es muy factible que las medidas como la constante limpieza de manos y zapatos sean conservadas y sus respectivos espacios serán un requerimiento de diseño.
Se vislumbra ya la luz al final de un largo trayecto que somo sociedad hemos recorrido. El otro extremo del túnel aún cuenta con consideraciones que sorprenderán a más de uno. Como la historia nos lo ha demostrado, no nos queda más que adaptarnos y vivir, felizmente, aquello que el destino defina como nueva normalidad.