Las casas de verano suelen ser viviendas en donde los arquitectos experimentan libremente sus convicciones y contradicciones. Los clientes generalmente no las habitan por largos periodos de tiempo, provocando una conceptualización enfocada en los espacios lúdicos, con una estrecha relación son su contexto, al ubicarse por lo regular en terrenos alejados de las densas ciudades.
Volviendo al tema de las casas de José Antonio Coderch, analizamos ahora la casa Catasús. Ubicada en la ciudad de Sitges, Cataluña, la vivienda se construyó en el año de 1956. Habíamos comentado ya sobre la importancia de Coderch en la arquitectura racional catalana en el siglo XX, y esta vivienda es parte de un amplio legado digno de estudiarse.
El terreno se encuentra en un fraccionamiento residencial a escasos metros del mar mediterráneo. La horizontalidad de la vivienda se acentúa con su cubierta plana y su disposición en un solo nivel. La planta arquitectónica divide la vivienda en tres áreas principales: la zona de servicios, el área de dormitorios y la sala de estar.
Hacia el suroriente se ubican la sala de estar y el jardín con alberca. Un techo en voladizo genera una terraza junto a la piscina, proyectando sombra sobre la misma en las cálidas tardes del verano mediterráneo. Un acentuado muro que divide la vivienda en dos separa esta zona de las dos restantes.
Los dormitorios se disponen en la parte central de la casa. Las ventanas de estos, con proporción vertical, abarcando desde el nivel de piso al nivel inferior de losa, son cubiertas por lamas horizontales que proporcionan sombra y privacidad al interior. Al extremo poniente de los dormitorios se encuentra un pasillo de circulación el acceso hacia los mismos.
Por el extremo norponiente de la casa se ubica la cochera y zonas de servicio de la casa. El acceso principal se esconde dentro de la cochera. La solución en T planteada para la vivienda acentúa la vida en ella alrededor del jardín, localizado en la zona suroriente.
El terreno está ubicado en una esquina con calles en los extremos norte y poniente. Por lo anterior, la privacidad de la vivienda se da hacia el sur y oriente, lugar donde ubica la sala de estar con un jardín y alberca. Las recámaras voltean a ver hacia este jardín, rodeado por árboles, generando un microambiente hacia el interior del terreno. Aún y cuando se ubica cerca del mar, no existe una conexión directa con el mismo, por lo que la solución de una casa ensimismada es a fin de cuentas congruente con una vivienda de verano, la cual comúnmente busca un olvido del bullicio urbano.
Coderch nos brinda nuevamente un ejemplo de racionalismo que se adapta al contexto, estudia las tendencias y deja un legado trascendente. La atemporalidad de sus ideas es una lección de arquitectura para futuras generaciones, especialmente aquellas que resisten caer en la tentación de la edad del espectáculo.