Apuntes de Diseño y Arquitectura

6 máximas sobre el espacio público

Lorenzo Díaz Campos

La explosión urbana de los últimos 50 años ha dado una nueva dimensión a nuestras ciudades de la mano de la revolución democrática y social del país, los encuentros y desencuentros sobre cómo deben ser y crecer nuestras ciudades se multiplican. La velocidad a la que han desarrollado nuestras poblaciones ha dejado nulo espacio a la planeación y mucho menos a la reflexión sobre la mejor manera de hacerlo. Todos los expertos y sus conocimientos han sido rebasados, el desarrollo ha sido gobernado por la entropía y la dinámica ha sido anárquica.

Mucho se ha escrito sobre el espacio público, en particular desde la cátedra de los expertos en urbanismo. La contingencia sanitaria ha puesto en jaque la vida en las ciudades, las reglas de movilidad y convivencia se han visto abruptamente modificadas por acciones de contención improvisadas y desesperadas. Han pasado meses, y semana con semana la vida en las ciudades ve trastocadas sus normas. La actividad humana que define la interacción en las metrópolis ha sido coartada, controlada y limitada en la infructífera lucha por controlar al bicho que vino a cambiar nuestra forma de vivir.

Todo parece indicar que lo peor ha pasado y que, con la llegada de las vacunas, el interés es retomar el curso de lo que desesperadamente seguimos llamando "normalidad". Me parece que la situación a la que hemos llegado es el caldo de cultivo ideal para la reflexión, el cuestionamiento y la construcción de ideales que nos permitan cambiar el rumbo de manera más dramática, como el virus lo hizo de forma evidentemente negativa. Si pudimos, en el curso de semanas, convencer a gran parte de la población de cambiar sus prácticas de socialización y tránsito dentro de las ciudades ¿Podemos hacer lo mismo de manera inversa?

El espacio público, por su naturaleza social, se vio al centro de las prohibiciones. Un componente clave de las ciudades que ya se encontraba seriamente amenazado ha sido ahora satanizado, condenado, presentado como peligroso y sobre todo sujeto a toda clase de tropelías por parte de los encargados.

El término mismo, espacio público, ha sido vapuleado al grado de deformarse de manera irreconocible. Me parece, por lo tanto, momento de encontrar una definición definitiva sobre el mismo, con el único fin de recuperarlo. Urge volver a darle valor su significado, defender su naturaleza y recuperar su existencia, misma que vemos amenazada y que tristemente pasa desapercibida.

A continuación, me permito pensar en seis máximas que, desde mi punto de vista, deben de guiar la tan necesaria discusión sobre el tema. Estas se deben de pensar como testigos a los cuales someter conversaciones, supuestos y propuestas sobre la recuperación del espacio público. Son “pruebas de ácido” que permiten verificar la validez del concepto que se defiende. En nombre del espacio público se cometen atrocidades cotidianas que difícilmente soportan el análisis con el filtro de estas ideas.

Es Incluyente

Cada miembro de la sociedad debe de encontrar en este un lugar. Permite el encuentro y representa a todos y cada uno de los ciudadanos.

Es 24/7

Debe de ser accesible en todo momento, no debe poder cerrarse. Para ser un verdadero espacio público debe de existir a toda hora, sin controles de tránsito, uso o propósito.

Es político

Debe de posibilitar la expresión política, facilitar el proselitismo y dar cabida a todas las fracciones de la sociedad.

No es infraestructura

Aún eliminando todos los medios técnicos, servicios o instalaciones su función primordial subsiste. No siendo infraestructura no puede ser parte de un inventario. Su morfología puede soportar actividades programadas, pero no es su razón de ser.

No es propiedad de nadie

Y por lo tanto no está sujeto a enajenación, traspaso, negociación, reglamentación o usufructuo.

La apropiación es temporal y efímera

Su uso universal permite su apropiación siempre y cuando la intención tenga declarada una caducidad. El adueñamiento del mismo debe dejar cero rastros más allá de las consecuencias sociales de la misma ocupación.

Habremos de presenciar una intensa discusión sobre el espacio público para recuperar nuestras ciudades, reconocer en este la razón de ser de la ciudad y defender su existencia en el estado más puro posible. La arquitectura y el urbanismo toman valor al poner el espacio público al centro. Definiendo lo público se describe lo privado y con ello el ámbito de la persona en la ciudad y la sociedad que la crea.


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