Front Row
¿Bad Bunny agota 8 fechas en México? Que alguien me explique cómo lo logró… y ¿por qué?
Hubo un tiempo en que mencionar a Bad Bunny en voz alta era casi sinónimo de vergüenza y ahora ha agotado 8 fechas en México; ¿alguien me puede explicar por qué?
Lo recuerdo perfectamente, era ese artista nuevo que cantaba con voz nasal, letras de trap polémicas y videos musicales que no tenían un gran concepto. Se presentaba en ferias patronales y cobraba entradas de menos de 30 pesos.
El salto de Bad Bunny al éxito mundial
Algunos lo llamaban moda pasajera; otros, una broma de mal gusto. Y sin embargo, hoy ese mismo personaje ha agotado ocho fechas consecutivas en uno de los recintos más grandes de México.
Confieso que estoy confundida. No porque no entienda el poder del entretenimiento, sino porque cada que intento encontrar el punto exacto donde todo cambió, me quedo en blanco.
¿En qué momento el Conejo Malo pasó de ser un meme con autotune a una figura tan importante en la música actual?
¿Cómo Bad Bunny agotó tantas fechas en México?
No es secreto que Bad Bunny ha sido blanco de múltiples críticas. Que si su actitud indiferente en conciertos, que si su desprecio al público, que si las letras son pobres y repetitivas.
Incluso quienes lo consumen lo han señalado por momentos de soberbia o falta de conexión emocional. Sin embargo, nada de esto parece afectar su reinado. ¿Por qué? Esa es la verdadera pregunta.
Parece que en esta era, el talento tradicional no es lo que mantiene a alguien en la cima. Lo que importa es la narrativa. Y la de Bad Bunny, guste o no, ha sido construida de una forma muy cuidada.
Bad Bunny es mejor en marketing que en la música
Aquí es donde entra el verdadero genio, que es su equipo de marketing. Porque, siendo honestos, si alguien logra hacer que miles de personas paguen miles de pesos por ver a un artista al que muchos ni entienden del todo, entonces estamos frente a expertos del marketing.
Aunque personalmente no disfruto su música, no puedo dejar de observar con cierto asombro cómo ha conseguido lo que muy pocos han logrado, es decir, volverse indispensable para toda una generación.
No me gusta lo que representa, pero me intriga cómo lo hace. Y aunque cada quien es libre de escuchar lo que quiera, también creo que es válido preguntarse si estamos premiando al artista o al fenómeno. Porque lo segundo parece tener más peso que lo primero.