Salud mental

Monólogo interno: la voz que solo tú puedes escuchar

Antonia Guci

La forma en la que nos hablamos a nosotros mismos es un aspecto clave para mantener nuestra salud mental en un buen lugar. Piénsalo, estamos en nuestra cabeza las 24 horas del día, los 365 días del año, así que es lógico que nuestros potenciales peores enemigos seamos nosotros mismos.

Tener una relación saludable con la voz en nuestra cabeza es una de las herramientas más poderosas cuando hablamos de salud mental. Esta voz tiene un efecto inmediato en nuestra autoestima, así que si aprendemos a educarla para que sea comprensiva y compasiva podemos ahorrarnos muchas batallas y así mejorar nuestra calidad de vida.

Para empezar a educar a esta voz es necesario que prestemos atención a las reacciones internas que tenemos cuando cometemos errores y cuando sentimos culpa o vergüenza. Tenemos que examinar estas reacciones desde una perspectiva exterior, como si fuera otra persona quien las estuviera sintiendo. Una forma de hacer este ejercicio es haciéndote preguntas como: ¿Cuál es el mensaje de este pensamiento? ¿Qué está diciendo? ¿Sería esto algo que yo diría en voz alta? ¿Le diría esto a un amigo?

Otra manera de cambiar la forma en la que nos hablamos es darnos cuenta de cómo reaccionamos cuando alguien nos da un cumplido. ¿Te incomoda que la gente te mencione cosas positivas sobre ti mismo? Y más importante todavía, ¿Tienes la capacidad de darte cumplidos genuinos a ti mismo? Si dudaste la respuesta de la última pregunta probablemente estás en el grupo de personas que al recibir un cumplido responden de alguna de estas dos maneras: minimizando sus capacidades o haciendo una broma al respecto.

La primera vez que me enseñaron sobre las técnicas para educar nuestra voz interna mi voz interna dijo algo como “genial. Otra cosa para la lista de cosas que tengo que aprender a trabajar”. En ese momento me di cuenta de lo tóxica que podía ser esa voz, aunque se tratara de aspectos que parecían tan irrelevantes como entender de qué se trataban estas técnicas, así que me puse las pilas, comencé a ponerlas en práctica y en un tiempo – más corto del que yo esperaba – empecé a notar cambios en mi autoestima, en mi capacidad de establecer límites y en cómo me defendía a mí misma en situaciones que me ponían a prueba.

Ahora es cuando viene la parte crucial de esta columna porque te voy a contar cuáles son estas técnicas y cómo puedes ponerlas en práctica para que la voz en tu cabeza se convierta en tu mejor amiga y no en un enemigo. (Spoiler alert: no es inmediato. Toma tiempo, práctica y paciencia).

1. La técnica de las "cinco cosas bonitas"

Esta técnica es una de mis favoritas porque entrena a tu mente para que se dé cuenta de cuando estás siendo negativo contigo mismo. Las reglas son muy sencillas: cuando notes que te estás diciendo algo autodespreciativo de inmediato detienes el tren de pensamiento y enlistas 5 cosas positivas sobre ti mismo. Por ejemplo, hace algunos días estaba dando una clase y un alumno me corrigió cuando di un dato equivocado. Lo primero que mi voz interna dijo fue “qué vergüenza que tú seas la profesora y que tus alumnos te corrijan”. Cuando me di cuenta de este pensamiento lo frené en seco y enlisté las siguientes cosas:

1. Soy buena haciendo mi trabajo

2. Mi alumno me corrigió porque le enseñé bien el tema

3. Mis alumnos confían en mí

4. Soy inteligente y un error no cambia eso

5. Soy compasiva con los demás y también puedo serlo conmigo misma

A veces decir cosas buenas sobre uno mismo puede parecer un poco egocéntrico, pero te aseguro que una vez que pongas en práctica esta técnica te vas a dar cuenta de que reconocer tus aspectos positivos no viene desde el ego, sino desde el amor.

2. La técnica de la "voz suave"

Esta es una forma más autodidacta de abordar el diálogo interno negativo. Como puedes suponer, consiste en hablarte a ti mismo con más suavidad, como si le hablaras a un niño o incluso a tu mascota. Puede sonar raro, lo sé, pero te voy a poner un ejemplo para que se entienda mejor.

Supongamos que se te olvida hacer algo que le habías prometido a uno de tus amigos y eso te provoca culpa. La primera reacción de tu mente va a ser decirte algo desagradable o hacerte un comentario cruel, así que tu tarea sería hablarte a ti mismo como si estuvieras hablando con alguien con quien quieres ser cuidadoso y cariñoso.

En lugar de insultarte o hacerte sentir menos intenta explicarle a tu mente que cometiste un error, pero que hay formas de arreglarlo. Lo más importante de esta técnica es que le des a tu cabeza una respuesta gentil y comprensiva, que sea alentadora y que esté orientada a encontrar una solución.

3. La técnica del agradecimiento

Desde chiquitos se nos educa para que nos disculpemos cuando cometemos un error, pero uno de los problemas más grandes que tenemos – sobre todo las mujeres – es que nos disculpamos demasiado. Pedimos disculpas por cosas por las que no tenemos que hacerlo y eso genera que nuestra mente vea más cosas negativas de las que realmente hay.

Para poner en práctica esta técnica tienes que intentar usar declaraciones de gratitud en lugar de disculpas constantes. Si llegas tarde a un lugar, en vez de decir “perdón por haberme atrasado” puedes cambiar el discurso a “gracias por haberme esperado” y si le cuentas un problema a un amigo, en vez de decirle “perdón por contarte esto” dile “gracias por escucharme”. Puede parecer un cambio muy pequeño, pero te prometo que los beneficios que trae son inmensos.

En el libro El hombre en busca de sentido, Viktor Frankl escribe lo siguiente: al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas – la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino para decidir su propio camino.

Viktor estaba en lo cierto. De verdad depende únicamente de nosotros elegir cómo reaccionamos ante este mundo: cómo pensamos, qué pensamientos nos permitimos pensar y qué acciones nos permitimos tomar. Liberarse del diálogo interno negativo puede parecer difícil, pero si tomas la decisión firme de hacerlo ya diste el primer paso hacia una mentalidad más saludable, feliz y positiva.

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