Cultivar el amor propio es un acto que requiere valentía, paciencia y fuerza interior. Es dar valor a tu existencia, emociones, pensamientos, ideologías y aceptarte tal y como eres. Amarme me ha ayudado a avanzar y encontrar paz en muchos sentidos. Porque lejos de ser un amor egoísta como se puede creer, este permite comprenderte a ti y a los demás desde otro ángulo.
Cada persona es dueña de sus acciones, palabras y emociones, cuando entiendes esto, que la opinión o los actos de los demás seres humanos no te determinan sino a ellos mismos, cuando eres consciente de ti, todo cobra un sentido distinto.
La forma más pura del amor es el propio, quererte así es cuidarte y saber que te tienes a ti. Aprender de tus errores y aprovechar tus cualidades es una manera de crecer, sentir plenitud, encontrarte y conectar. ¿Cuántas veces te has ignorado o te ha dado miedo escucharte?, cuestionarte es parte del proceso.
Creo firmemente que el amor propio es la base de esa estabilidad emocional a la que aspiramos. Es una práctica que al llevarse a cabo todos los días significa que te eliges, que optas por estar bien física y espiritualmente.
De acuerdo con la psicoterapeuta y maestra Ana Sofía Herrera Harfuch, el amor propio es: “Escucharte a ti misma. Es el validar cómo te sientes, lo que piensas y lo que deseas sin sentir culpa, aunque eso vaya en contra de lo que los otros dicen que debería ser. Escuchar cuando estás cómoda y cuando no, hacerte caso cuando no estás de acuerdo con algo. Es no callar ni frente a otros ni frente a ti misma. Reconocerte y aceptarte, integrar tus partes buenas y tus partes no tan buenas”.
Cada persona vive el proceso de amarse de forma distinta, no hay guía ni manual, mucho menos una meta final, todos los días se puede aprender algo más. No olvides darte voz, vivirte dentro de las bajas y altas. Todo lo que sientes te comunica y da señales.
Ana Sofía también menciona que parte de este amor consiste en: “Saber que siempre es válido darte el lugar más privilegiado que exista en tu propia vida, es ponerte al centro de tu existencia. Es aprender a escuchar las diferentes voces que te construyen pero también aquellas que te cuestionan, que te deconstruyen, para formar la mejor versión de ti”.
Amarte consiste en elegir tu bienestar, en rodearte de personas que te inspiren, saber decir no a lo que no quieres y te hace daño. Al final, tal y como lo corrobora Ana Sofía: “es un acto revolucionario”.