Columna de Ana Rebeca Mata
¿Temor o indiferencia?
Ana Rebeca Mata
"(...) el feminismo no es darles a las mujeres acceso a los espacios masculinos ya asignados en la estructura neoliberal precarizada. Queremos reformar el sistema, volverlo horizontal, democratizar las labores de cuidado".
– Sofía Mosqueda
A veces nos cuesta asimilar definiciones que terminan por asustarnos y preferimos deslindarnos de cualquier término polémico como feminismo, género y sexo. Es una conversación que tiene que estar en constante evolución y cuestionamiento, pero pareciera que la incomodidad es la única reacción que detona en las y los arquitectos de Monterrey.
Es tanta esa incomodidad, que arquitectas con reflectores, plataforma o micrófono de podcast prefieren aclarar enfáticamente que, aunque apoyan a las mujeres arquitectas y diseñadoras en su desarrollo y empoderamiento, NO son feministas. Lo hacen en sus discursos de bienvenida o al concluir sus conferencias.
¿Qué insinuamos al decir que apoyamos a las mujeres pero que no nos definimos como feministas? ¿A qué le tememos?
Saber que arquitectos comparten cadenas de WhatsApp que describen las "etapas de la mujer" como princesa, bella, pasional y dama, desmotiva mi esperanza por empezar un dialogo. Aún más que arquitectas prefieran aliarse con los hombres para no causar incomodidad (en clientes, colegas o amigos), aceptando comentarios y cadenitas con cimientos patriarcales.
¿De verdad pensamos así o tememos cuestionar actos machistas y misóginos?
Alguna vez leí en un tuit un extracto que me hizo mucho sentido: "El feminismo es una práctica política de lucha contra la supremacía masculina en nombre de las mujeres como clase, incluidas todas las mujeres que no te caen bien, incluidas todas las mujeres con las que no quieres estar". El feminismo es luchar para que la sociedad reconozca que la violencia que padecemos es un problema que tiene género.
Laura Lecuona escribe: "El feminismo parte de una premisa muy distinta; si pensáramos que no hay remedio, no habríamos organizado un movimiento político para luchar contra la violencia masculina y buscar nuestra emancipación. Nosotras no creemos que ese sistema llamado "género" forme parte de la naturaleza humana. Defendemos, por el contrario, que es un constructo social, un conjunto de ideas socialmente creadas, reproducidas y transmitidas".
¿Qué hace falta para unirnos como arquitectas y hacer algo al respecto?
Tenemos investigaciones como "Domestic Orbits" de Frida Escobedo, en donde se documenta, a partir del estudio de cinco edificios modernos de México, la "invisibilización" de los espacios asignados a los trabajos domésticos (en su mayoría realizados por mujeres). Frida cuestiona las circulaciones excluidas y los pocos metros cuadrados asignados para la estancia de las trabajadoras del hogar ("cuarto de criadas", como se le conocía antes). Además, replantea cómo intervenir desde la arquitectura para reconocer, reducir y redistribuir los problemas que enfrentan las trabajadoras del hogar.
Trabajos como el de Frida inspiran a cuestionar el rol de la arquitectura en la configuración de una sociedad elitista, a reflexionar sobre los fenómenos sociales, económicos, políticos y su impacto (o reflejo) en el diseño de espacios.
No son tiempos para ser indiferentes. Rescatemos las historias de aquellas arquitectas que han sido ninguneadas, olvidadas y borradas. Luchemos contra la violencia comunitaria que atenta sobre nuestra seguridad, nuestro derecho a la movilidad, al espacio público seguro, a la ciudad. Hay que hablar fuerte, tomar postura y colaborar entre nosotras para hacer de nuestra práctica algo más que un brunch con proveedores