La zona de confort es aquel estado mental en donde la persona sigue un comportamiento rutinario sin asumir ningún riesgo, solo abarca lo conocido.
Esto nos hace sentir seguridad, pero la pasividad y la rutina provocan apatía y vacío existencial, lo que impide que tengas un verdadero crecimiento.
Y es la ausencia de emociones negativas como la incertidumbre lo que provoca el estado de bienestar, pero lo cierto es que no proviene de la satisfacción o el orgullo personal por estar refugiados en un entorno conocido.
Para identificar si nos encontramos en esta zona, basta con hacer un ejercicio de introspección donde te des cuenta si te sientes desmotivado, si tienes una sensación de aislamiento de la sociedad, de tristeza o si vives inmerso en la misma rutina.
Si continuamos en piloto automático corremos el riesgo de estancarnos, por ello es importante romper con esta forma de actuar para sentirnos los suficientemente estimulados y así dejar atrás una vida monótona y aburrida.
Supone enfrentarnos directamente a muchos de nuestros miedos, pero hacerlo vale la pena porque podremos aumentar nuestra autoestima, nos sentiremos plenamente satisfechos e ilusionados.
Algunas de las siguientes recomendaciones que brinda el blog Bienestando te serán de utilidad si ya estás pensando en dar el primer paso que, además de ser el más complicado, es el más importante.
Desafíate a ti mismo
Nadie ha alcanzado sus sueños haciendo lo mismo toda su vida. Si tienes una meta ve por ella. Desafíate a ti mismo y comprueba hasta dónde eres capaz de llegar. Deja atrás tus inseguridades y da el primer paso. ¡Siéntete vivo!
Oblígate a pensar de forma diferente
¿Te da miedo socializar? Atrévete a comenzar una conversación con un desconocido. ¿Crees que bailar no es lo tuyo? Apúntate a clases de salsa. Experimenta contextos desafiantes y abre tu mente a lo desconocido. Permítete ser flexible y te sorprenderás de tus avances.
Anticipa tus propias excusas
Tú eres el que mejor se conoce. A veces, para evitar cambiar nos ponemos excusas que no son sino parálisis por miedo. Antes de empezar a asumir un reto que te haga abandonar la comodidad en la que vives haz una lista de excusas posibles y no permitas que te impidan avanzar.
Pide ayuda a tus amigos, familiares o a un terapeuta
El simple hecho de verbalizar que estamos intentando alejarnos de nuestra zona de confort a otra persona ya supone un aliciente que te motivará a mantenerte en el camino del cambio. Rodéate de gente que te ayude y te apoye, bien sea alguien de tu entorno cercano o un profesional.