La lucha contra la obesidad ha evolucionado con el tiempo, y en los últimos años, los medicamentos análogos de GLP-1, como Ozempic, han ganado popularidad como herramientas para la pérdida de peso.
Sin embargo, el Dr. Luis Dorado, especialista en Nutrición Clínica y Manejo Integral de la Obesidad, advierte que el mal uso de estos fármacos puede llevar a resultados decepcionantes e incluso perjudiciales.
"El error más común es pensar que estos fármacos funcionan por sí solos, sin necesidad de un enfoque integral", explica el especialista. Muchas personas creen que al iniciar un tratamiento con estos medicamentos, los kilos desaparecerán automáticamente, pero la realidad es que requieren un acompañamiento adecuado para lograr resultados sostenibles.
El mito de la 'salida fácil'
El Dr. Dorado enfatiza que es un error pensar que estos medicamentos son una solución mágica o una vía rápida sin esfuerzo. "La obesidad es una enfermedad compleja y multifactorial, y estos medicamentos ayudan a regular procesos metabólicos que, en muchas personas, están alterados. No se trata de voluntad o disciplina, sino de biología", señala.
Uno de los riesgos más grandes es que los pacientes confíen exclusivamente en la medicación y descuiden otros aspectos fundamentales, como la alimentación equilibrada, la actividad física y la salud emocional. "Los mejores resultados se logran cuando el medicamento se combina con cambios en el estilo de vida y un enfoque integral de salud", recalca.
¿Pueden estos fármacos reemplazar otros tratamientos?
Los análogos de GLP-1 han revolucionado el tratamiento de la obesidad, mostrando resultados prometedores en la pérdida de peso y la mejora de la salud metabólica. Sin embargo, según el especialista, es poco probable que estos fármacos se conviertan en la primera línea de tratamiento en el corto plazo.
Existen varias razones para esto. En primer lugar, el costo de estos medicamentos es elevado, lo que limita su acceso a una pequeña fracción de la población. Además, su cobertura en los seguros médicos aún es limitada, lo que dificulta su disponibilidad para muchas personas.
Otro factor a considerar son los efectos secundarios y la seguridad a largo plazo. "Aunque generalmente son bien tolerados, pueden causar efectos secundarios como náuseas, vómitos y diarrea", explica el Dr. Dorado. Aún se requieren estudios a largo plazo para evaluar la seguridad y eficacia de estos medicamentos cuando se utilizan de manera prolongada.
Por otro lado, la obesidad es una enfermedad que requiere un enfoque integral. "Los cambios en el estilo de vida son fundamentales. La alimentación saludable y la actividad física regular son pilares del tratamiento", afirma el experto. Además, el apoyo psicológico es crucial para abordar los factores emocionales y conductuales que pueden contribuir al aumento de peso.
El futuro de los tratamientos personalizados
El Dr. Dorado también señala que en el futuro podríamos ver avances significativos en la personalización de los tratamientos para la obesidad. "Existen investigaciones en las que el perfil genético y la microbiota intestinal se utilizan para predecir la respuesta a ciertos tratamientos", menciona.
En este sentido, es posible que en unos años tengamos combinaciones de fármacos diseñadas específicamente para el metabolismo de cada persona, lo que permitiría maximizar la efectividad y reducir los efectos secundarios. "También podríamos ver terapias que combinen edición genética y farmacología para tratar la obesidad desde su raíz", añade.
Sin embargo, este tipo de tratamientos presentan desafíos. "El costo es una de las principales barreras. Los tratamientos personalizados basados en genética o microbiota podrían ser costosos, lo que limitaría su acceso", advierte. Además, la interpretación de los datos genéticos y del microbioma requiere experiencia y recursos especializados.
El riesgo del efecto rebote
Otro error común es suspender el tratamiento sin supervisión médica. "Esto puede llevar a un rebote de peso", explica el Dr. Dorado. Muchas personas inician el tratamiento con altas expectativas, pero cuando no ven resultados inmediatos o experimentan efectos secundarios, lo abandonan de manera abrupta.
Para evitar esto, es fundamental que los pacientes entiendan que estos medicamentos son una herramienta dentro de un plan de salud a largo plazo. "El seguimiento médico es clave para ajustar el tratamiento según las necesidades individuales de cada paciente", subraya.
Consideraciones éticas y uso responsable
El auge de estos medicamentos también ha generado preocupaciones sobre su uso inapropiado. "Existe el riesgo de que estos fármacos se utilicen de forma inadecuada para la pérdida de peso cosmética, lo que podría generar problemas de salud pública", advierte el especialista.
Es importante que los recursos se prioricen para quienes realmente los necesitan. "El uso de estos fármacos debe reservarse para pacientes con obesidad severa y comorbilidades, donde los beneficios superan los riesgos", explica.
Además, garantizar el acceso equitativo a estos tratamientos es un desafío. "Es necesario un enfoque integral que incluya cambios en el estilo de vida, apoyo psicológico y tratamiento personalizado", concluye el Dr. Dorado.
¿Lo sabías?