Casi todos hemos estado en esta situación: abres el refrigerador para coger un huevo, pero no recuerdas cuánto tiempo lleva allí. Es cierto que, con el tiempo, la calidad de un huevo empieza a disminuir a medida que la bolsa de aire del interior se hace más grande y las claras se vuelven más finas.
Sin embargo, un huevo solo se “echa a perder” cuando empieza a descomponerse debido a bacterias o moho. En caso de duda, existen varios métodos que puedes utilizar para determinar si los huevos son seguros para comer o no. Sigue leyendo y entérate de los detalles.
Comprueba la fecha de caducidad
Una de las formas más sencillas de saber si tus huevos siguen estando en buen estado es comprobar la fecha de caducidad en el envase. Pero si tiras los huevos refrigerados en cuanto llega esta fecha, podrías estar desperdiciando huevos perfectamente buenos.
Y es que, los huevos no tienen una fecha de caducidad como tal, sino una fecha de consumo preferente que es de 28 días a partir de la fecha de puesta. Esto quiere decir que son seguros hasta esa fecha, siempre y cuando se hayan mantenido en buenas condiciones.
Realiza una prueba de olfato
La prueba de olfato es el método más antiguo, simple y confiable para determinar si un huevo está en mal estado. Si descubres que tus huevos han pasado su fecha de caducidad, puedes saber si todavía están buenos con un simple olfateo.
Los huevos que están mal desprenderán un olor inconfundible, independientemente de si están crudos o cocidos. Si no puedes saberlo mientras el huevo está en la cáscara, rómpelo en un plato o tazón limpio y huélelo.
Si huele mal, desecha el huevo y lava el tazón o plato con agua caliente y jabón antes de volver a usarlo. Si todo huele normal, es decir, no hay olor en absoluto, es una buena señal de que el huevo todavía es seguro para usar.
Realiza una inspección visual
Además de tu nariz, tus ojos son una herramienta valiosa para determinar si un huevo está bueno o malo. Mientras el huevo todavía está en su cáscara, verifica que la cáscara no esté agrietada, viscosa o polvorienta.
La viscosidad o las grietas pueden indicar la presencia de bacterias, mientras que una apariencia polvorienta en la cáscara puede indicar moho.
Si la cáscara parece seca y sin daños, rompe el huevo en un recipiente o plato blanco limpio antes de usarlo. Busca cualquier decoloración rosada o iridiscente en la yema o la clara, ya que esto puede indicar el crecimiento de bacterias.
Si notas algún signo de decoloración, desecha el huevo y lava el recipiente con agua caliente y jabón antes de probar un huevo nuevo. También puedes verificar si las claras o la yema del huevo están líquidas. Esto es una indicación de que el huevo es viejo y que la calidad ha disminuido.
Realiza una prueba de flotación
La prueba de flotación es uno de los métodos más populares para verificar si un huevo es bueno o malo. Este también es un método común y confiable para determinar la edad de un huevo fertilizado que se está desarrollando.
Para realizar la prueba de flotación, coloca suavemente el huevo en un recipiente o balde con agua. Si el huevo se hunde, está fresco. Si se inclina hacia arriba o incluso flota, está viejo. Esto se debe a que, a medida que el huevo envejece, la pequeña bolsa de aire que hay en su interior se hace más grande a medida que se libera agua y se reemplaza por aire. Si la bolsa de aire se hace lo suficientemente grande, el huevo puede flotar.
Si bien este método puede indicar si un huevo es fresco o viejo, no indica si es bueno o malo. Un huevo puede hundirse y aún estar malo, mientras que un huevo que flota puede seguir estando bien para comer.
¿Lo sabías?