Las altas temperaturas afectan a todo nuestro cuerpo y nuestros pies no están exentos de sufrir, ya que están expuestos al sol y a otros factores externos, además solemos caminar descalzos, por lo que están en contacto durante más tiempo con la superficie del suelo directamente y puede darse la aparición de ampollas, infecciones o resequedad en la piel.
Por ello, es necesario mantener la piel de los pies bien hidratada, independientemente del grupo de edad al que se pertenezca o al nivel de ejercicio físico que uno practique diariamente. Así que te compartimos algunos útiles consejos.
LOS MÁS VULNERABLES
Descubrimos tres grupos más vulnerables a sufrir de estas molestias como lo son los deportistas, los adultos mayores y las mujeres.
La fricción con el calzado puede hacer que aparezcan rozaduras y ampollas, por lo que hay que tener extremo cuidado para lograr una piel bien cuidada, que será la mejor barrera para las infecciones bacterianas, víricas y fúngicas, para evitar que se produzcan grietas, fisuras o abrasiones.
En el caso de las personas mayores, sus pies son más vulnerables debido a la debilidad cutánea producida por la pérdida de colágeno propia del paso de los años. Por eso es fundamental mantener los pies bien hidratados, para mejorar las durezas y callosidades que puedan presentar y mantener la flexibilidad cutánea, que ayuda al mejor movimiento de las articulaciones del pie.
Los pies de las mujeres se ven sometidos a cambios diarios de calzado, donde se pasa de un zapato deportivo a uno de tacón. Si mantenemos la piel hidratada, evitaremos las rozaduras y se puede prevenir la aparición de callosidades o durezas causadas por el estrés que produce al pie un zapato de tacón alto.
RUTINA DE CUIDADOS
Remoja los pies en agua tibia. Para ello hay que llenar un balde de agua de forma que permita sumergir todo el pie hasta el tobillo. Se le puede añadir un poco de manzanilla, o incluso, una cucharada de crema hidratante específica para pies.
Seca muy bien la piel. La humedad favorece la proliferación de hongos y esto es precisamente lo que hay que evitar. Lo ideal es secar los pies con una toalla de algodón limpia. Hay que hacerlo sin frotar, dando suaves toques de presión sobre la piel y sin olvidar el espacio entre los dedos.
Aplica una crema hidratante. Por supuesto, la crema debe ser específica para pies y debe aplicarse cuando los pies estén totalmente secos.
Sigue el ritual por la noche. Una buena opción es seguir el ritual de humectación para pies por la noche, justo antes de irte a dormir. Así, tras la aplicación de la crema lo mejor es ponerse unos calcetines de algodón, que no aprieten demasiado, para que el producto actúe durante toda la noche. A la mañana siguiente los pies estarán perfectos y muy suaves.
EXFOLIANTE CASERO
Este remedio lo puedes aplicar una vez a la semana, es un exfoliante que te encantará, ya que la harina de arroz exfolia, purifica y remineraliza la piel. La miel es un antiséptico natural que ayuda a sanar los pies agrietados. El vinagre es un ácido suave que suaviza y seca la piel muerta, haciéndola fácil de exfoliar.
Preparación
Mezcla 3 cucharadas de harina de arroz, una cucharada de miel y de 2 a 3 gotas de vinagre de manzana. Revuelve bien hasta formar una pasta gruesa.
Empapa tus pies en agua tibia por alrededor de 10 minutos y luego frota suavemente, usando la pasta para remover la piel muerta.
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