Aún y cuando existan muchos motivos para sentirse satisfechos con la vida, una persona que sufra esta patología se aferrará a cualquier incidencia negativa para persistir en su estado de decepción continua.
El nombre que recibe de síndrome de insatisfacción crónica alude a una serie de síntomas que demuestran una clara ausencia de gusto por muchas actividades, sintiéndose desganado, desmotivado, con dificultad para desarrollar nuevos proyectos o hasta para comenzar el día.
Otro de los signos es despreciar el esfuerzo al conseguir un objetivo deseado, y si por alguna razón un problema se soluciona, sigue buscando hasta encontrar un nuevo aspecto personal del que poder lamentarse.
Además, suelen verse afectadas las relaciones con los demás pues en la interacción se le puede quitar energía durante la convivencia, así que evita a la persona que lo padece quien, a su vez, pasa angustia, frustración, reactividad, ausencia de esperanzas y el sentido de pesimismo en la vida en general.
Para minimizar su incidencia puedes seguir algunos consejos como llevar un registro de las veces que disfrutas y de las que te quejas ya sea en una libreta o con la ayuda de una aplicación móvil.
Luego de dos semanas podrás identificar cuántos momentos te aportaron gozo y cuantos otros no.
Visualizar tus expectativas es otro ejercicio pues es necesario darles el mayor realismo posible para evitar caer en algunas que caen en la ilusión.
Por último comprometerte a hacer algo nuevo al menos una vez a la semana será de gran utilidad, ya sea leer un libro, caminar una hora, inscribirse a un curso.
Cuando sientas que es complicado lograr afrontar este síndrome, siempre será recomendable acudir con un especialista que te ayudará a cambiar la manera cómo ves la vida.