Las bebidas azucaradas, especialmente los refrescos, son parte del día a día de muchas personas. Sin embargo, de acuerdo con expertos de Harvard, estudios recientes han demostrado que su consumo excesivo puede afectar la salud renal.
Si bien los refrescos no son los únicos culpables, su alto contenido de azúcar y otros aditivos los convierten en un factor de riesgo importante. Por eso, es clave conocer cómo afectan a nuestro cuerpo y qué podemos hacer para proteger nuestros riñones.
El efecto del refresco en la salud renal
De acuerdo con un estudio publicado en línea el 4 de agosto de 2023 por Frontiers in Nutrition, retomado por Harvard, el exceso de azúcar en la dieta está relacionado con enfermedades como hipertensión, diabetes y síndrome metabólico, las cuales aumentan el riesgo de problemas en los riñones.
Cuando el azúcar eleva los niveles de calcio en la orina, este puede unirse a otras sustancias y formar cristales. Con el tiempo, estos cristales crecen y se convierten en cálculos renales, generando un dolor intenso al ser expulsados.
Además, el alto consumo de refrescos favorece el sobrepeso y la obesidad. Ambos factores aumentan el riesgo de insuficiencia renal y otras complicaciones graves de salud.
Cómo mantener los riñones saludables
Para empezar, como lo mencionamos anteriormente, reducir el consumo de bebidas azucaradas y elegir opciones más saludables, como agua natural o infusiones sin azúcar, es clave para cuidar los riñones.
Para complementar, es súper importante llevar una alimentación equilibrada, rica en frutas y verduras y baja en sodio y ultraprocesados, pues ayuda a mantener una buena salud renal.
Mantenerse hidratado y hacer ejercicio con regularidad favorece el buen funcionamiento de los riñones. Beber suficiente agua evita que la orina se concentre demasiado y reduce la formación de cálculos.
¿Cuánto refresco es demasiado?
Los expertos sugieren que el azúcar añadido no debe superar el 10% de las calorías diarias totales. Para una mejor salud, lo ideal es mantenerlo por debajo del 5 %, aunque creas que es lo más difícil de lograr.
Si disfrutas de los refrescos, intenta reducir su consumo poco a poco. Optar por versiones sin azúcar o sustituirlos con agua saborizada con frutas naturales puede ser una buena alternativa.
Cuidar los riñones no requiere cambios drásticos. Pequeñas modificaciones en la dieta y los hábitos diarios pueden marcar una gran diferencia en la salud a largo plazo, y créeme que vale la pena hacer el esfuerzo.
¿Lo sabías?