El invierno se acerca y con ello se hacen más frecuentes las enfermedades como las gripes y los resfriados, por ello te recomendamos fortalecer el sistema inmunológico para hacerlo más eficiente.
Una forma de hacerlo es consumiendo ciertos alimentos que, si bien no son exactamente medicinas, tienen nutrientes básicos para mantener el organismo en buen estado.
Conoce cuáles son estos ingredientes que recomiendan algunos expertos por su capacidad para contribuir a mejorar la respuesta del cuerpo ante diversas dolencias.
Té verde
Esta es una bebida natural que no ha pasado por ningún tratamiento de oxidación o fermentación por lo que mantiene sus propiedades al 100% para prevenir gripe y resfriados.
Contiene flavonoides, un grupo de químicos vegetales que ayudan a prevenir enfermedades del corazón, a disminuir el riesgo de padecer cáncer y a retrasar el envejecimiento.
Pero es su poder antioxidante lo que ayuda a fortalecer nuestras células previniendo infecciones y reforzando el sistema inmune.
Cítricos
Poseen una gran cantidad de vitamina C que tiene efectos benéficos sobre el sistema, ya que influye en las respuestas inmunes que el cuerpo genera para protegerse de bacterias, virus y agentes patógenos.
Entre las frutas que contienen mayor cantidad de este nutriente podemos mencionar la naranja, la mandarina y el limón que, además, mejora la circulación sanguínea.
Germen de trigo
El trigo no solamente es un cereal encargado de activar el sistema digestivo, ayuda también a al sistema inmune de una forma extraordinaria.
Esto sucede porque aporta una gran diversidad vitamínica, sobre todo la B, así como los ácidos grasos necesarios para mantener en control el colesterol y los triglicéridos.
Champiñones
Un estudio científico confirmó que las proteínas de los hongos, los minerales, polisacáridos, aminoácidos y fibra promueven la salud en general.
Además son adaptógenos, es decir que contienen sustancias naturales que tienen la capacidad de normalizar las funciones del cuerpo y fortalecer los sistemas comprometidos por el estrés.
Ajo
Sus propiedades inmunológicas se deben a su considerable concentración de compuestos de sulfuro como la alicina, un compuesto volátil que tiene un efecto inmediato que llega a los pulmones.
Además, antiguamente fue muy utilizado como remedio de diversas enfermedades, y actualmente se han demostrado ciertos beneficios para el control en las personas con hipertensión arterial, hipercolesterolemia y con diabetes mellitus tipo 2.
Chocolate negro
Siempre y cuando sea consumido en la dosis adecuada, el chocolate negro es el que más beneficios tiene para la salud, específicamente para reforzar el sistema inmunológico.
Dentro de sus propiedades más importante podemos encontrar que es bajo en grasa, contiene hierro y magnesio, provoca saciedad, ayuda a estimular la producción de linfocitos T lo cual contribuye a protegernos de virus y bacterias.
Almendras
Los frutos secos aportan vitamina E, importante para el sistema inmune pues ayudan a la producción de glóbulos blancos.
Si bien es cierto que unas 46 almendras crudas y con piel proveen casi el total de la dosis recomendada de esta vitamina, no es recomendable comer tantas por su alto contenido en grasa. La moderación es la clave.
Espinacas
Es uno de los vegetales verdes que deberíamos comer diario porque es rico en vitaminas A, C, K1, hierro, calcio, ácido fólico y otros antioxidantes poderosos.
Según un artículo publicado en la revista científica Offarm, las espinacas son una fuente importante de luteína y zeaxantina, antioxidantes protectoras del sistema inmunológico.
Arándanos
El consumo de dos tazas de este pequeño fruto del bosque durante dos semanas logra regular los factores que estimulan el síndrome metabólico, conjunto de trastornos que aumentan el riesgo de padecer enfermedades cardíacas, un derrame cerebral y diabetes.
Otras de sus propiedades es que son ricos en vitamina c, poseen vitaminas B, A, E y K que refuerzan el organismo para la renovación y producción de células de diferentes tejidos como los de la visión.
Jengibre
Este aliado natural puede resultar eficaz para reforzar el sistema inmunológico, prevenir una posible infección o afrontarla con más recursos.
Se ha utilizado desde la antigüedad para ayudar a combatir diversas enfermedades cardiacas, digestivas o respiratorias.