Desde la prevención de defectos congénitos hasta el mantenimiento del sistema nervioso y la producción de células, el ácido fólico es una pieza clave en el rompecabezas de la salud.
El ácido fólico es la forma sintética de la folacina o folato, una vitamina del complejo B que el cuerpo necesita para crear ADN, ARN y proteínas. También es fundamental para la división y crecimiento celular, lo que lo convierte en un nutriente indispensable durante etapas de rápido desarrollo, como el embarazo, la infancia y la adolescencia.
Ácido fólico y embarazo
Una de las funciones más conocidas del ácido fólico es su capacidad para prevenir defectos del tubo neural (DTN) en el feto, como la espina bífida y la anencefalia. Estos defectos ocurren en las primeras semanas del embarazo, muchas veces antes de que la mujer sepa que está embarazada. Por esta razón, se recomienda que todas las mujeres en edad fértil consuman ácido fólico diariamente, especialmente si están planeando quedar embarazadas.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), una ingesta diaria de 400 microgramos de ácido fólico antes y durante el embarazo reduce significativamente el riesgo de malformaciones congénitas. En muchos países, incluso, es obligatorio fortificar alimentos básicos como la harina con esta vitamina para asegurar que la población reciba una cantidad mínima adecuada.
Los beneficios del ácido fólico es para todos
Aunque el embarazo es el foco principal de muchas campañas de concientización, el ácido fólico ofrece beneficios importantes para hombres y mujeres de todas las edades. Por ejemplo, contribuye a la formación de glóbulos rojos, lo que ayuda a prevenir ciertos tipos de anemia. También es fundamental para mantener el sistema nervioso saludable y puede reducir los niveles de homocisteína, un aminoácido asociado con enfermedades cardiovasculares cuando se encuentra en exceso.
Estudios recientes también sugieren que una ingesta adecuada de ácido fólico podría estar relacionada con una mejor salud cognitiva y menor riesgo de padecer enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Además, su participación en la reparación del ADN lo convierte en un nutriente importante en la prevención de ciertos tipos de cáncer.
Fuentes naturales y suplementos del ácido fólico
El folato se encuentra naturalmente en muchos alimentos, especialmente en las verduras de hoja verde (como espinacas, acelgas y lechuga), frutas cítricas, frijoles, lentejas, hígado y cereales integrales. Sin embargo, debido a que las cantidades pueden variar y no siempre se absorben completamente, muchas veces se recomienda complementar la dieta con ácido fólico en forma de suplemento.
Los suplementos son particularmente recomendados para mujeres embarazadas o que planean estarlo, personas con problemas de absorción intestinal, adultos mayores y pacientes con ciertas condiciones médicas que aumentan sus necesidades nutricionales.
La importancia del ácido fólico para la prevención
La carencia de ácido fólico puede tener consecuencias graves. Además de los defectos congénitos en bebés, los adultos con deficiencia pueden experimentar fatiga, debilidad, irritabilidad, dificultad para concentrarse y mayor susceptibilidad a enfermedades. Por ello, la prevención a través de una dieta equilibrada y, en algunos casos, el uso de suplementos, es fundamental.
El ácido fólico no es solo una “vitamina para embarazadas”, sino un nutriente esencial para todas las etapas de la vida. Su rol en la formación celular, la prevención de enfermedades y el desarrollo saludable del sistema nervioso lo convierte en un aliado imprescindible de la salud.