Volar por los aires puede ser una maravillosa experiencia, al igual que lo fue para los parisinos en el año 1783 cuando se realizó la primera demostración de pública de un invento por parte de los hermanos Joseph-Michel y Jacques-Étienne Montgolfier.
Se trataba de una bolsa esférica de lino forrada de papel que medía 11 metros de diámetro y pesaba unos 226 kilogramos, y que estaba llena de aire caliente, lo que lo hizo recorrer 2 kilómetros durante 10 minutos alcanzando una altitud estimada entre 1600 y 2000 metros.
La noticia rápidamente se difundió por el gran asombro que causó, por lo que los inventores elaboraron un modelo diferente lleno de un tipo de gas descubierto pocos años antes, el hidrógeno.
Durante una de las pruebas no tripuladas que realizaban, un grupo de campesinos se aterrorizó por el enorme cuerpo que había caído del cielo por lo que lo recibieron a pedradas y lo destrozaron con sus horcas y cuchillos.
Poco tiempo después quisieron cerciorarse de que un ser vivo podía sobrevivir en las alturas, así que elevaron ante el palacio de Versalles y en presencia de Luis XVI y María Antonieta un un globo de color azul y con ornamentos dorados, cargado con una jaula de mimbre en cuyo interior viajaban una oveja y unas aves.
Los animales resultaron ilesos y recibieron un trato especial por el resto de sus vidas, dando pie a que se concediera el permiso para un siguiente ensayo de vuelo con humanos.
Para el año 1960 una empresa mejoró la seguridad del diseño clásico de los Montgolfier, y desde entonces su popularidad creció a tal grado de que se instauraron festivales de aerostación por todo el mundo entre ellos:
European Balloon Festival
The Albuquerque International Balloon Fiesta
Festival Internacional del Globo de León
La creatividad ha jugado un papel muy importante en este tipo de espectáculos, creando globos con formas divertidas y originales que sorprenden a los espectadores.