A una hora al sur de Singapur están dos islas privadas en las que, como contados destinos en el mundo, el medioambiente y la comunidad están por encima de cualquier cosa. Eso se debe a su peculiar historia.
El banquero australiano Andrew Dixon compró la isla Nikoi en 2004, junto con amigos con quienes pensaba usarla para uso personal, aunque años después se dieron cuenta de que tenía más sentido darle un giro turístico. Dixon, quien tomó el liderazgo del proyecto desde un inicio sin una urgencia por generar ingresos, hizo que este pudiera tener una agenda enfocada en la sustentabilidad. Diez años más tarde compró Cempedak, una isla aledaña.
Las villas en el destino fueron construidas con madera encontrada a la deriva y con bambú. De esta manera, junto con la arquitectura del lugar, se maximiza la ventilación, eliminando la necesidad de aire acondicionado. Además, Cempedak cuenta con Kebun Reja, una granja autosuficiente que abastece a ambas islas, y la energía utilizada proviene de fuentes renovables. Su tecnología de desalinización, por otro lado, produce agua potable, misma que se recicla para distintos usos.
El paraíso. Aunque hay poca disponibilidad, Nikoi continúa siendo un destino casi secreto.
Ecosistema. Las islas tienen playas de arena blanca y fina, así como una selva tropical virgen.
Agenda sustentable. Un espacio construido con madera reciclada y bambú
Highlights GASTRONOMÍA
Los bares y restaurantes de las islas tienen suelos de arena y un único menú cada día, así como un spa junto al mar. La comida es principalmente indonesia con algunos platillos occidentales. FILANTROPÍA En 2010, Andrew Dixon creó The Island Foundation, que ahora tiene ocho centros en las comunidades de Bintan y atiende a 250 niños de primaria.
UBICACIÓN
Para llegar a las islas se toma un ferry que tarda una hora desde Singapur a la isla Bintan, seguida de otra hora en coche a su costa, más 20 minutos en el embarcadero privado de Dixon.