Taxco, Guerrero
Con sus calles empedradas y antiguos templos, esta ciudad te transportará al virreinato. Para las mejores vistas sube al teleférico o, si le temes a las alturas, pasea en carreta. Algunos de sus sitios más icónicos son el Cristo de la Cima, la Ex Hacienda San Juan Bautista y el Museo de la Platería. Para hospedarte vale la pena Los Arcos —construido en 1572— con 21 habitaciones decoradas con auténtico toque colonial. Otra opción es Agua Escondida, a unos pasos de la iglesia de Santa Prisca y de los museos de arte virreinal y de William Spratling.
Visita la Hostería El Adobe para un desayuno tipo bufet, con hermosa vista hacia el pueblo, o el restaurante del hotel Montetaxco que además tiene teleférico, campo de golf, cancha de tenis, tirolesa, rapel y más. No te vayas de Taxco sin probar uno de sus platillos típicos: el mole rosa, receta inspirada en la Iglesia de Santa Prisca, hecho a base de pétalos de rosa, piñones y especias.
Tepoztlán, Morelos
Ideal para relajarte y conectarte con la naturaleza, especialmente si escalas el cerro Tepozteco, donde encontrarás el antiguo templo dedicado al dios Tepoztecatl. Complementa la experiencia con una de sus populares nieves, para luego visitar el Museo de Arte Prehispánico Carlos Pellicer con piezas arqueológicas. En cuanto al hospedaje, una peculiar pero muy divertida opción es Tubo Hotel, compuesto de enormes tubos en forma de pirámide dentro de una huerta orgánica.
También está el encantador Hotel Posada del Tepozteco, una antigua casona llena de tradición que ahora es un acogedor hotel boutique con 25 habitaciones y suites en el corazón del pueblo. Además, tiene un exquisito restaurante, El Sibarita, con una amplia cava de vinos mexicanos y una de las mejores vistas de Tepoztlán. Otros restaurantes que puedes visitar son Mesa de Origen, rodeado de verde naturaleza, y La Veladora, también con excelentes vistas y un ambiente de completa relajación.
Tequisquiapan, Querétaro
Entre quesos y vinos disfrutarás este recorrido con encanto especial. Cualquier época del año es buena para disfrutar del agroturismo y enoturismo, rodeado de naturaleza, de un rico patrimonio histórico y de deliciosa comida. Cada año se celebra la Feria Nacional del Queso y el Vino entre mayo y junio, durante tres fines de semana en los que, además de sabores, encontrarás música y mucho ambiente. Entre las bodegas vinícolas que debes visitar está Freixenet, con cavas a 25 metros de profundidad.
En sus instalaciones podrás conocer el proceso de elaboración, desde los viñedos hasta el llenado de las botellas, para después pasar a la degustación. Hospédate en La Casona Tequis, un pequeño y pintoresco hotel en uno de los rincones más tranquilos del pueblo, con la plaza e iglesia como fondo. Además, podrás tachar de tu bucket list el volar en un globo, pues este lugar es sede de los globos aerostáticos y ofrece increíbles paquetes.