Por Daniela Charles
Imágenes: Cortesía Arne Jennard y Ulrika Nihlen
¿Qué sucede con los juguetes cuando los niños crecen?, algunos terminan en donaciones para infantes en situación de calle u orfanatos, otros más olvidados en una habitación y, en peores casos, en la basura, contaminando las calles, los ríos y los mares.
Los juguetes, comúnmente fabricados en plástico, resultan una gran fuente de contaminación, por lo que la nueva firma de mobiliario sustentable para niños, ecoBirdy, busca dar una nueva vida a estas piezas olvidadas.
Para la primer colección, que en tan sólo un año ha logrado ganar reconocimiento internacional por su diseño e innovación, Vanessa y Joris buscaron crear elementos que despierten la creatividad y el sentido de la sustentabilidad de sus pequeños usuarios.
La serie está compuesta por cuatro piezas, cada una fabricada en plástico reciclado y libre de materiales tóxicos. Charlie es una silla suave, cómoda y ligera, perfecta para espacios públicos o privados, exteriores o interiores, disponible en cinco colores distintos; Luisa, un mesita complementaria de forma simple y esquinas redondeadas que garantiza la seguridad de los niños; Kiwi es un accesorio almacenador con forma de pájaro que busca crear conciencia sobre el peligro de extinción de dicha especie; y Rhino, un pequeño rinoceronte luminoso que se convierte en un perfecto defensor de la obscuridad.
Sin duda esta iniciativa ha logrado dar un gran paso en el mundo del mobiliario para niños, pues además de darle un segundo uso a los juguetes, logra piezas de diseño con el fin de concientizar sobre la sustentabilidad en chicos y grandes.