Llega el inicio de año con múltiples tradiciones que nos encantan: los rituales de fin de año y año nuevo, los típicos propósitos para romper los malos ciclos y, días después, la llegada y el respectivo recibimiento de los Reyes Magos y sus regalos, así como la partida de la rosa al día siguiente.
Pero eventualmente, los niños naturalmente se preguntan cómo es que 3 reyes visitan tantas casas en una noche (fácil, es mágico), cómo es que, además, lo hacen montando camellos y, lamentablemente, si existen en lo absoluto. Esto es lo que hay que decirles a los niños sobre los Reyes Magos cuando inevitablemente surjan esas preguntas.
¿Los Reyes Magos existieron?
Cuando se trata de descubrir la "verdad" oculta sobre los Reyes Magos, dejemos una cosa clara: a comparación de Santa Claus (quien sí existió), no hay evidencia verídica que confirme por completo la existencia de estos 3 reyes magos.
Sin embargo, el Evangelio de San Mateo recuerda el momento en el que, siguiendo una estrella, unos magos llegaron a Belén para adorar al rey de los judíos que acababa de nacer. Para los católicos, es este relato la mayor pista que confirma su existencia, pero no eran reyes, aparentemente no eran 3, y tampoco detallan sus nombres o aspecto.
Fuera de los textos religiosos, el origen de los Reyes Magos tal como los conocemos en la actualidad, tiene su origen en una larga tradición medieval que los "bautizó" con los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar.
Cómo decirle a tus hijos la verdad
La realidad es que no hay una buena ni mala forma de decirle la verdad a tus hijos. Pon atención a la forma en que piensan y comprenden el mundo. Por lo general, en algún momento entre las edades de cinco y siete años, los niños comienzan a pensar un poco más críticamente. Y van a pensar eso de los reyes magos no tiene tanto sentido como pensaban antes.
Si tu hijo insiste en obtener una respuesta, es mejor ser sincero. Cuando tu hijo comience a hacer preguntas por primera vez, tu instinto podría ser asegurarle que los Reyes Magos son reales y que sus poderes mágicos los ayudan a desafiar la lógica.
Aunque probablemente no les mientas a tus hijos con frecuencia, podrías tener la tentación de estirar la verdad en un esfuerzo por evitarles dolor. Después de todo, no querrás "arruinarles" la Navidad y el 6 de enero. Pero, si están haciendo preguntas, quieren saber la verdad. Y no les harás daño siendo honesto.
Esto no significa que tengas que intervenir y contarles toda la historia. En su lugar, puedes hacer algunas preguntas de vuelta. Pregunta: "¿Qué te hace preguntar eso?" o "¿Qué piensas de eso?" Está bien dejar que los niños formen sus propias conclusiones.
Cuando te enfrentes con un: "Ya dime. ¿Existen realmente los Reyes Magos?", sé honesto, pero pon atención a los niveles de honestidad que la conversación requiere, especialmente si conoces a tu hijo, pues el tema puede ser muy delicado. Puedes decirles la verdad así:
- Ten una conversación especial uno a uno, reconociendo cuán adultos se han vuelto y que es hora de que sepan la verdad sobre Santa Claus y los Reyes Magos (o solo uno de los dos).
- Explica que la forma en que los Reyes Magos se acercan a todos los niños del mundo en una noche es porque no es solo una persona, sino que los reyes son muchas personas: el espíritu de ellos vive dentro de todos nosotros. Cuando somos lo suficientemente mayores, nos convertimos en ellos para las personas que nos importan, brindando magia y alegría al dar regalos sin que sepan de quién son.
- Diles lo orgulloso que estás de que estén listos para convertirse en Reyes Magos para alguien, y luego haz un plan para algo que podrían hacer como su primer acto de 'Espíritu de Reyes Magos'.
- Recuérdales que se trata de información ultrasecreta y que deben guardarla para sí mismos (lo que probablemente no harán).
- Ayúdalos a llevar a cabo su primer acto como 'Reyes Magos' (se necesitarán conversaciones secretas, planificación y ejecución sigilosa).
- Estate presente cuando experimenten la entrega incondicional y hablen sobre cómo se sintieron.
El 'Espíritu de Reyes Magos' actúa como un puente entre la creencia de un niño en ellos, siendo el receptor del amor incondicional, y encarnando el espíritu navideño, siendo el dador del amor incondicional. Es un mensaje esperanzador, aspiracional y, lo que es más importante, un poco conspirativo para seguir adelante. Los niños pueden descubrir que todo el mundo puede ser el dador y el receptor de la alegría, donde un poco de magia fluye en todas las direcciones, como debería.
¿Ya te ha tocado decir la verdad?