Responsabilidad afectiva: ¿Qué significa y cómo desarrollarla con tu pareja?

Estilo de vida

Conocimiento, empatía y comunicación son las bases para actuar con responsabilidad afectiva, conoce cómo aplicarla en tus relaciones.

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Cuidar al otro y a uno mismo es la base de la responsabilidad afectiva, todo se trata de lograr un equilibro de cuidados. (Foto: Freepick)

Hoy en día, la diversidad en el amor y las maneras en las que nos vinculamos requieren de autoconocimiento y una buena gestión de nuestras emociones. Existen muchas formas de relacionarnos sexoafectivamente, ya sean relaciones monógamas o polígamas, el saber gestionar lo que sentimos es la clave para vivir en armonía en cualquiera de los casos.

Las parejas contemporáneas han pasado por una serie de transformaciones del pensamiento, por ello, cada día se exige que las expresiones sean mucho más claras con la finalidad de crear mejores contextos comunicativos en todo tipo de vinculación. Estas exigencias comunicativas hacen que surja un nuevo concepto y se trata de la responsabilidad afectiva.


Este término es fundamental para todo tipo de relaciones, pues se basa en el cuidado hacia la otra persona para evitar todo dolor innecesario que provenga de la relación.

La responsabilidad afectiva se trata de hacernos cargo de nuestras emociones y de lo que nuestros actos puedan generar en el otro, se enfoca en el enfrentamiento de situaciones y de ser claros con nuestros vínculos sobre lo que queremos en la relación. Este término se centra la claridad y en la empatía.


Cuando hablamos de responsabilidad afectiva debemos recordar que las pioneras en introducir dicho término son las autoras del libro Ética Promiscua, escrito por Dossie Easton y Janet Hardy. Este libro aborda cómo vivir una vida de forma justa, consensuada y honesta con nuestras parejas desde distintas perspectivas. Con ellas se comenzó a implementar la conceptualización de la responsabilidad desde la ética.

La psicóloga Noelia Benedetto dice que la ética afectiva es no ilusionar y dar dobles mensajes a una persona con la que no quieres un vínculo afectivo. Se trata de poner acuerdos sea cual sea el tipo de vínculo con el fin de respetar y no herir.

Es importante destacar que las emociones de la otra persona pueden no tener relación con nuestra realidad emocional. El vínculo con cualquier otra persona implica cuidar del otro, pero también de nosotros mismos.


Pasos para ser responsable con cualquier vínculo

1. Hacer acuerdos

Es importante expresar las expectativas que se tiene sobre la relación, los gustos y los deseos que tenemos con la persona, pues la comunicación es la base para expresar y escuchar, de igual manera, debemos saber lo que la otra persona busca con nosotros.


2. Hacernos cargo de nuestras emociones

Parte importante de la responsabilidad afectiva consiste en el análisis constante y la autorreflexión sobre nuestras emociones y lo que sentimos. Debemos interiorizar el por qué me siento como me siento.

Hay que observar y cuestionar el papel que cumplimos en el vínculo, esto ayuda a tener mayor claridad, y de esta manera afrontarlo de mejor forma. En caso de tener pensamientos intrusivos, el cuestionamiento y la reflexión ayudarán a trabajar con nuestro sentir.

3. Comunicar con empatía.

Una vez que ya nos hemos hecho cargo de nuestras emociones, la expresividad que se tenga con el otro debe ser con empatía y consciencia. Precisamente en esto se basa la comunicación asertiva, es decir, dialogar con calma y respeto, expresar sin herir los sentimientos de las otras personas.

4. Comunicar los cambios de opinión.

Es importante decir la verdad y comunicar cualquier cambio de pensamiento para que la otra persona tenga la apertura de elegir si desea y acepta ese cambio o desea irse. Es válido cambiar de opinión, pero siempre es mejor optar por la honestidad y hacérselo saber al otro.

La responsabilidad afectiva es una herramienta para repensar nuestros deseos cambiantes de la forma menos cruel. Sin dañar a la otra persona. Vincularnos implica un impacto de los afectos, sea o no el amor el que esté en juego. En cualquier caso debe existir una ética del cuidado y respeto.

No hay que olvidar que la responsabilidad afectiva también debe ser aplicada a cualquier tipo de relación, es decir, que debemos ser responsables con los amigos y familiares.



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