¿Tu perro no es “pet friendly”? Este es el motivo y así lo puedes ayudar

ESTILO DE VIDA

No, tu perro no es raro; que no sea “pet friendly”, es más común de lo que imaginas.

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No todos los perros no son pet friendly (Freepik)

Ir con tu perro a un café o parque pensado para ellos puede parecer la escena perfecta, pero ¿qué pasa si tu perro simplemente no quiere convivir con otros de su especie? ¿Está mal? ¿Es agresivo? ¿Debe “acostumbrarse”?

La Dra. Andrea Bernal, médica veterinaria experta en nutrición y comportamiento en Maka Recetas, responde a estas preguntas exclusivas para Chic Magazine, desde la empatía y el respeto que merecen los perros.

¿Es normal que un perro no sea “pet friendly”?

“Sí, es normal que algunos perros no quieran convivir con otros de su especie”, asegura la especialista. 

Las razones pueden ser diversas: una socialización deficiente en su etapa de desarrollo, malas experiencias, su temperamento, algún problema médico o incluso la falta de habilidades sociales.

“Así como ocurre con las personas, no todos los perros disfrutan de la compañía de otros”, explica, subrayando que es vital respetar sus límites sin forzarlos a interactuar.

¿De quién es culpa cuando un perro no es sociable?

Etiquetar a un perro como “malo” o “agresivo” solo porque no disfruta el contacto social es un enfoque simplista y peligroso.

“Estas etiquetas son injustas y no reflejan la realidad de su comportamiento”, dice la Dra. Bernal. Tal juicio puede aumentar el aislamiento del perro, generar miedo en quienes lo rodean y frustrar a los tutores.

En cambio, comprender que algunos perros simplemente tienen límites sociales distintos, es el primer paso para una convivencia empática y segura.

¿Por qué mi perro no convive con otros?

Las experiencias que viven los cachorros entre las 3 y 14 semanas de vida determinan gran parte de su comportamiento adulto.

“Durante esta etapa, el perro aprende a relacionarse con otros animales, personas y entornos”, explica la doctora.

Si estas experiencias son positivas, el perro crecerá con habilidades sociales saludables. Pero si son traumáticas o escasas, es más probable que desarrolle miedo o conductas reactivas.

Causas de aislamiento de un perro

A veces, un perro evita a otros no por temperamento, sino por dolor físico o mala nutrición.

“Un perro con dolor puede volverse más irritable, intolerante al contacto o defensivo”, señala Bernal.

Incluso una dieta deficiente puede afectar el sistema nervioso, alterar el estado de ánimo y reducir la tolerancia al estrés. Esto se manifiesta en conductas de evitación o incluso agresividad como una forma de autoprotección.

“Los perros son animales altamente sensibles al ambiente y a las emociones de las personas con las que conviven”, afirma. El estrés, el tono de voz, la rutina o el tipo de interacción que recibe un perro impactan directamente en su bienestar emocional. Un tutor estable, cariñoso y atento a sus necesidades puede marcar la diferencia.

Señales de que un perro no quiere convivir con otros

Un perro que no se siente cómodo con otro enviará señales, muchas veces ignoradas: evita el contacto visual, gira la cabeza, relame sus labios, bosteza o intenta alejarse.

“Reconocer estas señales es clave para prevenir conflictos”, indica Bernal. Son su manera de comunicar incomodidad antes de llegar a gruñidos o mordidas.

Obligar a un perro a convivir cuando no se siente seguro es un error común y contraproducente.

“Genera estrés, miedo o frustración… puede empeorar su tolerancia social”, explica. 

El respeto a su lenguaje corporal y a su capacidad de elección es esencial para su equilibrio emocional.

“Uno de los errores más comunes es humanizar sus reacciones”, advierte. Atribuirles venganza o terquedad confunde a los tutores y dificulta el entendimiento real del comportamiento canino. Además, ignorar señales sutiles o castigar sin entender el origen de la conducta, puede empeorar la situación.

¿Cómo ayudar a un perro no sociable a sentirse más seguro?

Hay muchas formas de apoyar a un perro no sociable sin obligarlo a convivir. 

Bernal recomienda rutinas estructuradas, paseos tranquilos, juegos de olfato, sesiones de entrenamiento positivo individual y enriquecimiento ambiental.

“Las rutinas estructuradas y actividades enfocadas en el vínculo y la estimulación mental son clave para que un perro no sociable se sienta más seguro y en equilibrio. Paseos tranquilos en horarios y lugares con pocos estímulos, juegos de olfato, entrenamiento positivo individual y sesiones de enriquecimiento ambiental en casa ayudan a reducir el estrés y aumentar su confianza”, agrega.

Es importante destacar que se debe ofrecer un espacio seguro donde pueda descansar sin ser molestado y respetar su necesidad de distancia.

“La constancia, la previsibilidad y el respeto a su lenguaje corporal fortalecen su bienestar emocional sin necesidad de forzar interacciones sociales”, explica.

¿Cuándo buscar ayuda de un profesional si un perro es agresivo?

No todos los casos pueden manejarse en casa y es algo que debemos aceptar. 

“Cuando un perro muestra conductas persistentes o graves que afectan su bienestar o seguridad… Es momento de acudir a un especialista”, afirma la veterinaria. También si las conductas son peligrosas, o si el tutor no sabe cómo abordarlas adecuadamente.

¿Influye la alimentación de un perro en su forma de relacionarse?

Cuidar lo que comen es cuidar cómo se sienten. La Dra. Bernal señala que ingredientes como ácidos grasos omega-3, proteínas de calidad, taurina, vitaminas del complejo B, antioxidantes, prebióticos y probióticos pueden apoyar la función cerebral y mejorar el equilibrio emocional del perro.

“Ácidos grasos omega-3 (EPA y DHA): Ayudan a reducir la inflamación en el cerebro y mejoran la función cognitiva, además de tener efectos positivos en la salud emocional y la regulación del estrés.
Proteínas de alta calidad: Ayudan en la producción de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, que están relacionados con el estado de ánimo y la gestión del estrés.
Vitaminas del complejo B: Como B6, B12 y ácido fólico, son esenciales para la salud mental, la función cognitiva y la respuesta al estrés. Ayudan a la producción de neurotransmisores y mantienen la salud general del sistema nervioso.
L-triptófano: Un aminoácido precursor de la serotonina, que puede ayudar a reducir la ansiedad y promover un estado emocional equilibrado.
Antioxidantes (vitaminas C y E, betacarotenos): Protegen las células cerebrales del daño oxidativo y mejoran la memoria y la función cognitiva.
Prebióticos y probióticos: Apoyan la salud intestinal, que está estrechamente relacionada con la salud emocional y mental en los perros, debido a la conexión entre el intestino y el cerebro”, explica y una excelente opción de lograrlo es a través de la buena elección de las croquetas que les proporcionamos como alimento.

¿Sabes qué está comiendo tu perro?

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  • Leslie Anisahi Flores Corona
  • Editora Web Senior en Chic Magazine. Disfruto escribir sobre temas relacionados con celebridades, moda, estilo de vida, salud y belleza.