La flor de Nochebuena, originaria de México, es una de las más bellas del mundo. Su nombre proviene del náhuatl Cuetlaxóchitl, cuyo significado es flor del fuego. Otras posibles traducciones son flor que se marchita o flor de cuero.
Fue a partir de la colonización y evangelización de la Nueva España que esta flor se empezó a usar como elemento de decoración cristiana durante el periodo navideño, siendo la cuna de las flores más emblemáticas de la Navidad, resaltando su color rojo encendido en los pétalos, en contraste con el verde de sus hojas, lo que ha logrado traspasar fronteras y colocarse en la cumbre, adornado todas las festividades navideñas, con el toque de armonía como símbolo de la Navidad.
La Nochebuena es una flor con la mayor importancia en el ramo de las plantas ornamentales en nuestro país. En México existen alrededor de 20 variedades de la flor de Nochebuena, crece entre los meses de noviembre y diciembre. Sus variedades son de color rojo, amarillo, morado, rosa, blanco, rayado y marmoleado, y los estados con mayor producción en la actualidad son Morelos, Michoacán, Puebla, Ciudad de México, Jalisco y Estado de México.
DATOS NOTABLES
De su descubrimiento al ser la flor de la Nochebuena se cree que es una tradición que se ha pasado de padres a hijos y de generación en generación, haciendo alusión al emperador Moctezuma, quien la descubrió y la recogió en una pequeña colina de las tierras del sur de México llamada Taxco, en el ahora estado de Guerrero, entregándola a los cultivadores aztecas, quienes la cuidaron y comenzaron a emplearla en las ceremonias de invierno, por su hermosura y resistencia al clima.
La flor de pétalos de fuego de los aztecas recibe el nombre de Flor de noche buena en al siglo XVII, gracias a los monjes franciscanos que fueron los primeros en usarla, para adornar los primeros templos durante las procesiones de la Navidad.
DE MÉXICO PARA EL MUNDO
Hacia el siglo XIX, fue el Vaticano el que comenzó a utilizarla como flor de ornato en los templos y festividades navideñas, hacia el año 1899, encantando a todos los visitantes por su coloridos y erguidos pétalos, en medio de un clima tan frío.
En el caso de nuestro vecino Estados Unidos, Joel Roberts Poinsett, quien fuera embajador en el año 1825, mostró su interés por esta planta, la cual fue llamada Poinsetia por su apellido. Él era amante de la botánica y se la llevó para estudiarla y adaptarla a las regiones frías como Carolina del Sur y Charlestonville, donde la cultivó en invernaderos. Posteriormente, la obsequió a sus amigos diplomáticos y la dio a conocer en Europa, de ahí que su esplendor y belleza conquistó y cautivó todos los rincones del mundo, siendo de la flor que regaló México para la mejor época.