Por: Benedict Mander
Cuando se menciona a la Patagonia, algunos viajeros con espíritu de aventura se emocionan y admiran su paisaje silvestre. Sin embargo eso pocas veces pasa cuando se menciona a la Puna, los lunares áridos y a menudo surrealistas de la meseta de las tierras altas al noroeste de Argentina. Es por eso que el nuevo gobierno argentino enfoca sus esfuerzos para promover los destinos poco conocidos del país.
Te invitamos a descubrir los valles y volcanes de su región de gran altitud, que son tan gratificantes como las vastas llanuras y picos de la Patagonia. Por ejemplo, la construcción de la marca PUNA es sólo una de muchas iniciativas que el nuevo gobierno tiene en mente para su diverso sector turístico, con la esperanza de aumentar la cantidad de visitantes internacionales de 6 millones a 9 millones anualmente para 2020.
Después de desplomarse desde 2013 -sobre todo por la crisis económica en Brasil, que representa alrededor de un millón de visitantes- el turismo comenzó a aumentar de nuevo. La eliminación de los controles de divisas desató una devaluación que hizo que Argentina fuera más barata para nosotros como extranjeros.
“Enviamos un mensaje muy claro de que de nuevo somos un país amigable, un país que está abierto al mundo”, dice Gustavo Santos, ministro de Turismo. Como ejemplos, cita la suspensión de una “tarifa de reciprocidad” de 160 dólares a los ciudadanos estadunidenses, así como los planes de eliminar el impuesto al valor agregado para los extranjeros. El gobierno también planea deshacerse de los requisitos de visado para los visitantes chinos que ya tienen visa para Estados Unidos o la Unión Europea.
Una gama de proyectos de hoteles ya se desarrollan, entre ellos los grupos españoles IBEROSTAR y NH que en conjunto tienen un valor aproximado de 170 millones de dólares. Argentina espera duplicar la capacidad de vuelos en los próximos cuatro años después de que las políticas “equivocadas” y proteccionistas del gobierno anterior hicieran que los vuelos nacionales fueran más caros que los internacionales. Avianca de Colombia compró una pequeña compañía de aviones ejecutivos y de charter llamada MacAir Jet, propiedad de la familia del presidente Mauricio Macri. El tan esperado arribo de las aerolíneas de bajo costo a Argentina pueden reestructurar el mercado, y el operador irlandés, Ryanair, que tiene como objetivo de comenzar ya sus operaciones en el país.
Hace unos 20 millones de años, un volcán de la puna de gran altura de la provincia noroeste de Catamarca arrojó un gigantesco campo de piedra pómez de alrededor de 25 kilómetros de longitud y 10 km de ancho. Durante milenios, las piedras rosadas de CAMPO DE PIEDRA PÓMEZ se esculpieron por elementos en formaciones audaces y ondulantes. Estas son incluso más sorprendentes para los pocos visitantes que logran llegar a esta parte extremadamente remota de Argentina que la altitud de más de 3 mil metros sobre el nivel del mar.
La vista de los pedazos gigantes que salen del glaciar Perito Moreno, el colosal muro de hielo, y que se estrellan en el lago Argentino que está debajo ya es uno de las atracciones turísticas estelares de sudamérica. Ahora, “los mini-viajes” a la cima del hielo de la Patagonia te permite una vista totalmente diferente que les da la oportunidad de examinar de cerca las monstruosas formaciones del hielo torcido. Durante el descenso, podrás degustar de un exquisito whisky, que se sirve con hielo glacial fresco, naturalmente.
Los llanuras fértiles de las PAMPAS, un enorme cinturón agrícola, con Buenos Aires como el epicentro, que abarca desde el sur de Brasil hasta las estepas patagónicas, hizo que Argentina fuera un país rico hace un siglo. Tradicionalmente, las Pampas fueron el hogar de los gauchos, la respuesta de Argentina a los vaqueros. Aunque los pastizales se convierten cada vez más en cultivos rentables como la soya, la marca de los ponchos y las bombachas (pantalones) de ese arrogante arquetipo argentino se mantiene visible en las estancias, los ranchos que se abren al turismo de gama alta.
La misión jesuita de SAN IGNACIO MINÍ en el extremo noreste de Argentina, en la provincia de Misiones, es uno de los mejor conservados de decenas de “reducciones” -misiones- que se construyeron en el área hace cerca de cuatro siglos. Albergaba hasta 3 mil indígenas guaraníes en su apogeo, pero la expulsión de los jesuitas del imperio español en 1767 llevó al inevitable declive de San Ignacio. Los indígenas lo derribaron unas décadas después, pero más tarde se restauró. En 1986 fue nombrado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
No son las cataratas más altas o las más amplias del mundo, pero por la belleza y el espectáculo, las CATARATAS DEL IGUAZÚ merecen una mención especial. Hasta 300 cascadas de agua de diferentes formas y tamaños chocan en alrededor de 2.7 kilómetros de acantilados basálticos, y en 2011, recibieron el voto de las Nuevas Maravillas de la Naturaleza en una encuesta que organizó la fundación suiza que lleva el mismo nombre. Cerca de una frontera triple entre Argentina, Brasil y Paraguay, alrededor de 80 por ciento de las cataratas están en Argentina, donde una intrincada red de caminos y senderos les permiten a los visitantes acercarse e incluso mojarse.