Muchas de las piezas icónicas de las grandes maisons de lujo han sido famosas en sus versiones en piel, sin embargo, el cambio es inevitable. Tras varios años intentando conciliar procesos de producción con la demanda por el respeto a los derechos animales, los big players de la industria de la moda están diciendo “¡adiós!” al cuero, las pieles y distintas aplicaciones derivadas de animales.
“El lujo y la sostenibilidad son lo mismo”. Con esa máxima, François Henri Pinault, líder del conglomerado francés Kering, resume la estrategia de sustentabilidad que su empresa sigue desde 2017 y de la cual forma parte su reciente anuncio: a partir de las colecciones de otoño 2022, todas sus marcas dejarán de usar pieles animales.
Lo cierto es que algunas ya formaban parte de la Fur Free Alliance, como Gucci que se unió en 2017, cuando Marco Bizzarri, presidente ejecutivo de la marca, anunció que ya no utilizarían pieles de animales.
Después Bottega Veneta, Alexander McQueen, Balenciaga y otras de sus firmas se sumaron silenciosamente. Solo faltaban por seguir esta política Saint Laurent y Brioni.
Más allá del grupo Kering, cada vez son más los diseñadores que abandonan las pieles. El precursor del movimiento fue Calvin Klein que, en 1994, luego de que PETA expusiera a la marca por maltrato animal, se volvió fur free. Más de 10 años después, en 2006, Ralph Lauren diría: “La piel nunca ha sido parte integral de nuestra estrategia de diseño”. Y luego, en cascada, se sumarían Tommy Hilfiger, Versace, Armani, Prada y muchas otras.