Aunque la pandemia frenó el mundo de la moda a nivel global, hubo quienes encontraron en esta pausa obligada el pretexto para volver al origen y luego reinventarse. Ese fue el caso del diseñador mexicano Ricardo Covalín, quien, junto a su socia Cristina Pineda, siguió trabajando hasta conformar tres colecciones distintas, con las que celebran los primeros 25 años de su firma Pineda Covalín.
Sin embargo, no fue un proceso premeditado. “Como todos, me guardé en casa, pero no encontré nada mejor para hacer que ponerme a diseñar. Así fueron surgiendo ideas y llegó el punto en el que llevaba casi 150 diseños, sin saber siquiera si alguno iba a salir, pues toda la producción se detuvo. Todas nuestras tiendas estaban cerradas, no había venta, y aunque tuvimos que hacer esa pausa, yo seguí haciendo cosas que poco a poco iremos presentando”, comenta Ricardo.
Para el creativo, esta fue también la oportunidad de valorar otro aspecto de su trabajo: la permanencia de cada prenda. “Particularmente lo que estamos proponiendo es hacer colecciones más atemporales, aparte de que estamos retomando estampados clásicos de la marca, con el propósito de mantenerlos vigentes. La atemporalidad de los diseños es una forma de fomentar también la reutilización de las piezas y el cuidado de los recursos. Por supuesto, seguiremos haciendo cosas nuevas, pero nos parece importante crear moda más permanente. Eso nos ha pasado, por ejemplo, con el estampado de la mariposa monarca, que la misma gente pidió que regresara a los diseños. Y esa es justamente la idea: crear clásicos con las propuestas que ya habían gustado mucho y lanzar nuevos diseños, con una visión más perenne, para así alargar la vida de las colecciones”.
Estampas de México
Las primeras propuestas de la marca fueron Transición, presentada en el Mercedes-Benz Fashion Week, así como Metamorfosis, que recientemente desfiló en el Querétaro Fashion Show. Para cerrar el año, participaron también en la Exposición Universal de Dubái 2020, donde llenaron de color la pasarela.
Sitios emblemáticos como Xochimilco o Chapultepec, y elementos como libélulas, mariposas, colibríes, cactáceas, hongos salvajes, orquídeas, ajolotes, iguanas y todo tipo de especies de flora y fauna mexicanas, sirvieron de inspiración y se adueñaron de las telas. “A mí me gustan mucho las libélulas, y la historia que más me cautivó de ellas es que nacen dentro del agua y no las ves; están la mayoría del tiempo como larvas y, cuando por fin vuelan, su objetivo es reproducirse, pues solo viven un día. Es una forma en la que la misma naturaleza nos enseña que solo hay un momento, un ‘aquí’ y un ‘ahora’, así que disfrutémoslo. Ojalá estas prendas sean como un mantra que les recuerde que hoy es el momento de vivir”, concluye Ricardo.