Su color favorito es el negro. Todo lo dark o gótico le atrae en estética, pero nació en una familia cristiana, en donde nunca se ha festejado Halloween ni el Día de Muertos. “La verdad siempre fue un gusto culposo por la onda de disfrazarse y pedir dulces”, confiesa.
Le gustan las películas de terror, aun cuando es difícil encontrar una que le dé miedo verdaderamente. Sus favoritas son Hereditary (El Legado del Diablo) y El Conjuro; las disfruta porque le hacen sentir escalofríos. “Con Hereditary no dormí esa noche, porque pasaba por mi cabeza una escena de la película que sí me tocó un poco”, dice.
De ahí en fuera, todas las demás películas abusan de los mismos recursos, como el jump scare. Afortunadamente, en la vida real, Alejandra no ha tenido encuentros cercanos con lo paranormal, salvo por algunas experiencias inexplicables.
“Una vez nos quedamos a dormir en casa de mi abuelita y empezamos a escuchar que movían una caja. Mi mamá y yo pensamos que era mi papá, moviendo la caja de herramientas, y de repente sale mi papá y nos pregunta: ¿Qué están haciendo? Y mi mamá y yo como de: Nada, creíamos que eras tú”, cuenta.
Su mamá asegura haber visto una sombra extraña en la misma casa, pero nada más. Ale sí cree en los fantasmas y en las brujas, sobre todo en estas últimas, a las que representó en este shooting. “Siento que es una práctica, vamos a llamarle brujería. No creo que se vean así como las pintan en los cuentos, con nariz fea, verrugas y todo eso.
“La verdad es que todo este tiempo las han pintado como malas, pero antes, a las mujeres se les acusaba de ser brujas por el simple hecho de tener más conocimientos, la cacería de brujas. Eso me hace cuestionarme bastante el papel de la mujer”, comenta.
“El mundo de la mujer se me hace muy interesante”, dice. “Es mi género y trato de protegerlo”. Por eso ha cambiado su perspectiva de las brujas, al grado que si le llaman bruja, para ella no es una ofensa. “Tienen poderes”, afirma.
El misticismo que envuelve a su figura es simplemente moda, ya que se considera una persona creyente, y a la maldad le tiene mucho respeto. “No practico una religión, pero sí creo en Dios. Siento que, como hay un bien, también hay un mal”, advierte. Nunca jugaría a la ouija.“No sé si sea cierto o no, prefiero no saberlo”.
TIENES TIEMPO...
DISFRAZ
No solo el 31 de octubre, prácticamente todo el año, la gente se disfraza para aparentar. “La verdad es que es muy triste, pero sí hay mucha falsedad, más ahora en esta época de redes sociales. Uno ve mucha felicidad, pero es nada más una pantalla. Tratamos de mostrar buena cara todo el tiempo, cuando somos seres humanos y tenemos malos y buenos momentos”, piensa.
Esos disfraces tratan de imitar estándares inalcanzables, generando mucha ansiedad y estrés. “Afecta muchísimo, más a los adolescentes que son los más vulnerables, porque están en una etapa de crecimiento”, agrega.
Ale intenta ser ella misma, no tiene ningún problema en mostrarse como es. “Obviamente, uno trata de cuidarse con las personas. No vas a ser al cien por ciento tú; existe una palabra llamada prudencia, creo que trato de llevarla a cabo. No puedes confiar en todos.
“Lo que intento es ser yo misma, reservando ciertas cosas, pero siempre sin fingir, que es algo que cometí en el pasado; cuando estaba más chiquita, era muy mentirosa, vivía en otra realidad, no en mi personalidad, vivía en un cuento. Ahora mi vida es tal cual”, dice.
ELLA
Alejandra nació en Pachuca, Hidalgo, el 22 de febrero de 2001. En marzo de este año, justo antes de llegara el COVID-19 a México, firmó contrato con la agencia Paragon Model Management, por lo que ya es oficialmente una modelo profesional. “La pandemia paró un poco las cosas, pero desde hace unos meses ya me empezaron a mandar castings virtuales”, revela.
“He trabajado con Iván Ávalos. Gracias a Dios me lo topé en mi vida y la verdad estoy muy agradecida, él me dio el empujoncito para una onda más profesional”, dedica. Ella sabe que el modelaje es una carrera corta, por eso le dedica gran parte de su tiempo.
Su meta es llegar a ser top model, reconocida a nivel mundial. “Si escuchan mi nombre, quiero que todos me ubiquen y digan: es la modelo. No sabes lo mucho que me gustaría poder participar en pasarelas de alta costura, en editoriales y portadas de revistas”, visualiza.
Desea también ser fotografiada por artistas como Petra Collins e Iván Aguirre. Quiere estudiar Mercadotecnia, tal vez en uno o dos años se decida a entrar. “Otro de mis sueños es ser empresaria, crear mi propia marca”, concluye.
EN EL SHOOTING
Los vestidos pertenecen a la colección Meta-Morfé de Iván Ávalos para la temporada otoño-invierno 2020. Con esta serie, el diseñador hidalguense busca evolucionar y trascender fuera de los estándares de belleza.