Un problema muy particular entre los usuarios de redes sociales es el impacto que genera en la salud mental.
Plataformas como Facebook, Twitter e Instagram llegaron a nuestras vidas para revolucionar la forma en la que nos comunicamos con el mundo, pero trajo consigo una serie de efectos negativos.
Una de esas consecuencias ha sido el sentimiento de desesperación al testificar la noche agradable o las increíbles vacaciones de las personas que seguimos, creando una comparación que se transforma en ansiedad y depresión al sentir que otros disfrutan de la vida.
Muy a menudo se suelen mostrar imágenes poco realistas en particular en Instagram, considerada por un estudio británico como la peor red por ser la más nociva entre los adolescentes.
"Instagram logra fácilmente que las niñas y mujeres se sientan como si sus cuerpos no fueran lo suficientemente buenos mientras la gente agrega filtros y edita sus imágenes para que parezcan perfectas", confesó uno de los jóvenes estudiados.
Del otro lado están los blogueros como Aimee Song quien confesó durante un evento de moda en París que se sentía triste y rota por dentro a pesar de la vida perfecta que aparentaba con sus fotos viajando por el mundo, hospedándose en hoteles lujosos y usando ropa de diseñador.
Fingir que siempre estaba contenta fue de las cosas más complicadas que le tocó hacer, y su pronunciamiento sirvió para que más instagramers e influencers hablaran sobre la ansiedad o infelicidad que causa la sobreexposición mediática.
También es importante recalcar que no a todo el mundo le llega a afectar de igual manera pues, como ocurre con otras adicciones, la vulnerabilidad está más en función de factores de riesgo personales y sociales como son la baja autoestima o la necesidad de aceptación.
Si quieres saber tu grado de dependencia de las redes sociales hazte una serie de preguntas entre ellas si sientes la necesidad de mirarlas varias veces al día, si revisas con frecuencia tus perfiles, si das likes compulsivamente, si sientes la necesidad de publicar y fotografiar todo lo que te sucede o si sustituyes las conversaciones cara a cara con charlas a través de Internet.
Encontrar un punto medio será lo más sano, por lo que te recomendamos establecer horarios para conectarte, priorizar las relaciones sociales de la vida real sobre la digital y recordar que nos solemos perder cosas simplemente por querer enseñarlas.