Tanto nos esmeramos por cuidar nuestra piel para que luzca resplandeciente y sin imperfecciones recurriendo a una serie de métodos para lograrlo. Sin embargo, debes saber que no solo es importante utilizar un buen producto o tratamiento, sino que tus instrumentos “beauty” se encuentran en perfecto estado.
Y es que muchas olvidamos limpiar con regularidad nuestras brochas, esponjas y otras herramientas de maquillaje, sin imaginar que esta acción daña terriblemente nuestro cutis ya que la acumulación de bacterias y otros microorganismos ocasionan serios problemas a la piel.
Desde brotes de acné, piel irritada, infecciones oculares, conjuntivitis, dermatitis, obstrucción de poros hasta imperfecciones puede sufrir el cutis a causa del uso de brochas y esponjas sucias.
Es por ello, la importancia de mantener los cosméticos desinfectados puesto que las brochas son un reservorio de infección. La doctora y experta en el cuidado de la piel, Deborah Lee, señaló en una entrevista que “estas bacterias es la causa de amplia gama de afecciones cutáneas, así como enfermedades sistémicas”.
Además, hay informes médicos de un aumento de la conjuntivitis y la blefaritis (inflamación de los párpados) asociados con el uso de cepillos de rímel sucios o en mal estado.
¿Con qué frecuencia lavar tus herramientas “beauty”?
En este sentido, especialistas en la materia recomiendan que las brochas que usamos para aplicaciones líquidas o productos en crema, como la base de maquillaje, el corrector o el iluminador, debe lavarse una vez por semana.
Mientras que las brochas que usamos para fórmulas en polvo, como las sombras de ojo o los polvos bronceadores, es necesario lavarla una vez al mes. En cambio, para las brochas de fibra naturales, sugieren cuidarla como si fuera nuestro propio cabello, usando un limpiador suave, o un champú de niños, con agua templada para eliminar perfectamente de las cerdas los restos de aceite y polvo.
¿Cómo limpiar las brochas y esponjas de belleza?
- La mejor forma de lavar las herramientas de belleza es hacerlo en la palma de la mano.
- Luego, elige un limpiador de maquillaje favorito.
- Para las brochas más grandes, los expertos sugieren masajear las cerdas con la cabeza de la brocha mirando hacia abajo; y para las pequeñas, por un poco de limpiado en la palma de la mano y frota suavemente con cuidado de no doblar la base de las cerdas.
- Posteriormente, debemos apretar las cerdas hacia abajo entre el dedo índice y el pulgar para eliminar el exceso de agua.
- Finalmente, sequemos las brochas boca abajo. Es decir, una vez lavadas, escurre suavemente el agua, envolviéndolas en papel de cocina y apretar despacio.