En un mundo ideal, todos tendríamos gerentes fantásticos: jefes que nos ayuden a tener éxito, que nos hagan sentir valorados y que sean personas excelentes en todos los aspectos. Desafortunadamente, no siempre es así. De hecho, absolutamente TODOS enfrentaremos un jefe de pesadilla en algún momento, y es importante saber cómo enfrentar ese gran problema.
Ya sea que la persona para la que trabajas sea un microgestor, tenga problemas de manejo de la ira, muestre favoritismo hacia una persona, sea un acosador rotundo en el lugar de trabajo o simplemente no sea muy competente, aún así deberías aprovechar la situación al máximo y hacer tu trabajo de la mejor forma posible.
No es fácil trabajar con un mal jefe, pero hay formas de hacer que el problema sea más tolerable, o que se solucione lo más rápido posible.
Identifica que sea un 'mal jefe'
Antes de tratar de 'arreglar' a tu jefe, asegúrate de que sea uno malo. ¿Hay razones detrás de su conducta o estás siendo muy duro con él?
Observa a tu jefe por unas semanas y checa exactamente por qué se está comportando de tal manera. Cuando esté haciendo algo 'malo', imagina el peor escenario que podría justificarlo. ¿Es su culpa o es algo que está fuera de su control?
Encuentra su motivo
Entre más entiendas lo que hace tu jefe y, lo que es más importante, por qué, mejor posicionado estarás para obtener resultados, gestionar las expectativas y evitar malas situaciones. Trata de ponerte en su lugar y ver el mundo y su lugar de trabajo en sus zapatos.
¿Qué le importa? ¿Qué esperan de él? ¿Qué le da miedo? ¿Qué tanto le importa lo que digan los demás? ¿Cómo mide el éxito y el fracaso? Entenderlo, por más difícil que sea, te dará alivio.
Apoya su éxito y trabaja sus debilidades
Aunque suena contraproducente apoyar a un mal jefe para que sea más exitoso, no ganas absolutamente nada al hacerlo quedar mal o facilitar su fracaso. Y es que, si es tan malo como crees, probablemente no necesita la ayuda de nadie para cavar su propia tumba. Exponer su incompetencia solo agravará tu propia miseria e incluso puede dañar tu reputación.
Trabaja en sus debilidades; si notas que tu jefe es desorganizado, ayúdalo a organizarse. Si ves que se le olvidan las cosas, documenta sus interacciones para que esté al pendiente de los asuntos importantes. Hacerte indispensable para tu jefe puede ser tu mayor fortaleza.
Al ayudar a tu jefe a tener éxito, tendrás una base sólida para lograr mejores resultados por tu cuenta. Puede que no sea una recompensa inmediata, pero a la larga, es difícil perder si ayudas a los demás a encontrar su lugar.
Que no sea una excusa
Nunca dejes que la actitud de tu jefe se vuelva una excusa tuya. Es fácil dejar de trabajar, o empezar a perder interés por cosas así, pero no te lo permitas. Quéjate con tu pareja o tus amigos todo lo que quieras, pero en el trabajo da lo mejor de ti. Nunca se sabe quién está mirando o escuchando, pero ten la seguridad de que las personas que pueden abrir o cerrar oportunidades futuras para ti lo están haciendo.
Habla, dale una oportunidad a tu jefe
Ten la valentía de hablar en lugar de encogerte en silencio por miedo a tener una conversación incómoda. Te lo debes a ti y a tu jefe, desahogar tus preocupaciones, ofrecer posibles soluciones y darte una oportunidad de mejorar tu situación. Tal vez las cosas no cambien, pero al menos sabrás que lo intentaste.
Puede ser más fácil no decir nada y simplemente 'sufrir en silencio' o quejarse en voz alta con los colegas o dirigirse hacia la salida, pero hay que enfrentar todos los miedos eventualmente.
Adáptate
Observa su conducta, sus acciones y sus preferencias. Así como lo hizo Andy en "El diario viste a la moda", pon atención a sus decisiones y la forma en que se comunica, y adáptate a lo que hace.
Trabajar con sus preferencias es una forma obvia de administrar a tu jefe sin que él lo sepa, y es una habilidad de liderazgo clave que debes desarrollar independientemente del tipo de jefe para el que trabajes.
No te dejes intimidar
Las personas que acosan obtienen su poder de aquellos que responden con cobardía y mostrando miedo. Si tu jefe es un gritón, un crítico o un juez, mantente firme. Si estás haciendo el mejor trabajo que puedes hacer, mantén la cabeza en alto y no le des la satisfacción de tratarte de esa manera.
Haz preguntas, busca entender y trabaja duro para calmar la situación en lugar de responder con ira o cobardía.
¿Alguna vez te ha tocado un mal jefe?