Himno a la alegría: La verdadera historia de la novena sinfonía de Beethoven

ESTILO DE VIDA

El Himno a la alegría no solo es una composición musical, sino un símbolo de la capacidad humana para trascender las barreras y alcanzar lo sublime a través del arte.

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Himno a la alegría: La verdadera historia de la novena sinfonía de Beethoven / Foto: Cortesía

Hace exactamente 200 años, Ludwig van Beethoven presentó al mundo su magistral Novena Sinfonía. Esta obra maestra, que fusiona la grandeza musical con un mensaje de hermandad universal, sigue resonando en los corazones de las personas en todo el mundo.

Con su innovadora inclusión de voces solistas y coro en el último movimiento, Beethoven rompió con las ideas de la sinfonía tradicional. A lo largo de los siglos, la Novena Sinfonía ha inspirado innumerables interpretaciones, adaptaciones y homenajes en todas las formas artísticas. Su legado perdura como un faro de esperanza e inspiración en un mundo que constantemente busca la belleza y la conexión.


¿Quién creó el himno de la alegría?

Ludwig van Beethoven nació aproximadamente el 16 de diciembre de 1770, aunque solo se conoce la fecha de su bautizo el 17 de diciembre.

Desde niño mostró un gran talento musical, dando conciertos a una edad temprana y dejando la escuela a los diez años para dedicarse por completo a la música.

Después de la muerte de su madre, tuvo que regresar a Bonn para cuidar de sus hermanos debido al empeoramiento del alcoholismo de su padre. Tras la muerte de este último, Beethoven regresó a Viena, donde comenzó a componer y a estudiar con reconocidos músicos.

A pesar de su creciente éxito, sufría cada vez más por su sordera, lo que plasmó en su Testamento de Heiligenstadt en 1802. A pesar de sus dificultades, continuó componiendo algunas de sus obras más famosas. Su vida estuvo marcada por la soledad y los problemas familiares, como su lucha infructuosa por la custodia de su sobrino Karl.

Página 12 del manuscrito original de Beethoven / Foto: Cortesía

Aunque su apariencia era descuidada, su legado musical perdura con obras como la Quinta Sinfonía y la Novena Sinfonía, esta última declarada Patrimonio de la Humanidad. Beethoven falleció en Viena debido a problemas de salud, rodeado de amigos en una noche de tormenta, dejando tras de sí su legado musical y una carta de amor encontrada entre sus pertenencias.


¿Cómo fue el estreno del himno de la alegría?

El estreno ocurrió en Viena el 7 de mayo de 1824, con el teatro a reventar. Fue la última vez que el compositor alemán se presentó en público. Después de eso, se retiró a su casa, enfermo, donde pasó sus últimos años hasta su fallecimiento.

Debido a su sordera, Beethoven no pudo escuchar la primera interpretación, pero la siguió a través de una copia de la partitura, imaginando los sonidos en su mente. Después del concierto, no pudo escuchar los aplausos, pero una contralto que formaba parte del coro, le tocó el brazo, mostrándole cómo el público lo aclamaba con aplausos y agitando pañuelos. En respuesta, Beethoven se inclinó y saludó a la audiencia.


Un grabado del siglo XIX representando la primera interpretación de la novena sinfonía de Beethoven / Foto: Cortesía

Datos curiosos sobre la novena sinfonía de Beethoven

• La Novena Sinfonía marcó el regreso del compositor al escenario después de 12 años, con la sala abarrotada de gente. Aunque oficialmente Michael Umlauf dirigía la presentación, Beethoven compartió el escenario con él. Sin embargo, dos años antes, Umlauf había presenciado el desastroso intento del compositor de dirigir un ensayo de su ópera Fidelio. Por eso, esta vez instruyó a los cantantes y músicos para que ignoraran en gran medida a Beethoven, quien, sentado cerca del escenario, marcaba el ritmo pasando las páginas de las partituras y golpeando para una orquesta que no podía escuchar.

• Aunque los ensayos fueron escasos, según testigos presenciales, la premiere fue un rotundo éxito. El violinista Josef Böhm recordó que Beethoven dirigió con fervor, moviéndose de manera enérgica frente a todos. Al final, cuando la audiencia aplaudía, Beethoven seguía dirigiendo, por lo que la contralto, Caroline Unger tuvo que hacerlo voltear para que aceptara el reconocimiento del público.

• La sinfonía causó asombro, con cinco ovaciones de pie durante su interpretación. La gente estaba completamente absorta, mostrando su respeto y admiración hacia la monumental obra del genio, aplaudiendo al final de cada movimiento y lanzando pañuelos y sombreros al aire para que Beethoven, quien no podía escucharlos, pudiera al menos ver los gestos de ovación.

• Durante la Guerra Fría y la división de Berlín, la sinfonía se utilizó como himno de Alemania del Este entre 1956 y 1968.


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  • Frida Castillo