“Relación tóxica” es un término que lejos de ser utilizado por moda, refleja una realidad que por desgracia es más común de lo que cree. En ocasiones cuesta trabajo salir de estas, incluso es difícil saber si estamos con una persona que nos lastima física o psicológicamente, sin embargo desde el momento en que impacta negativamente nuestra vida es momento de salir.
Una relación tóxica es una relación destructiva, esto significa que una de las dos personas involucradas o ambas está generando daño consiente o inconscientemente. Esto no solamente sucede en los noviazgos o matrimonios, una "persona tóxica" también puede estar dentro de la familia, los amigos y en el trabajo.
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¿Por qué seguimos en una relación tóxica?
El hecho que hace difícil dejar a una persona que nos está causando daño es el cariño y afecto que le tenemos, pero también el miedo.
Terminar una relación implica dejar algunos hábitos como ver la tele juntos, compartir la cena, hasta cambiar de cama. Esto puede desestabilizarnos un tiempo, incluso puede llevar a la depresión. Este miedo al cambio se apodera de nosotros y nos hace sentir inseguros de nuestras decisiones, en algunas ocasiones se puede pensar que "no encontrarás a alguien mejor". Error. Siempre hay algo mejor, pero incluso este pensamiento no debe ser motivo para "conformarte". Esto no debería suceder, ni mucho menos ser permitido.
Otro de los grandes factores es el miedo a la soledad, el no tener alguien que nos proteja o perder lo que "nos pertenece" son ideas que usualmente dominan la mente. Estas necesidades de seguridad y aceptación social las tenemos desde pequeños, por eso cuesta un poco romper el molde. También el miedo a la pérdida nos hace vulnerables, el pánico a no ser queridos ni aceptados por alguien más recorre nuestros pensamientos y es ahí donde surge la necesidad de proteger esta inseguridad.
¿Cómo identificar una relación tóxica?
Es cierto que no hay un perfil claro sobre quienes tienen a caer en este tipo de relaciones, sin embargo hay algunas señales a las que debemos poner atención, cuanto más rápido te des cuenta será más fácil salir de esta.
Si has recibido humillaciones, maltrato verbal o físico y poco a poco te has acostumbrado es una alerta máxima, pues aunque haya un perdón de por medio, se están probando tus límites y estas acciones pueden ir en incremento.
Tienes la sensación de que no te están prestando atención, no toman en cuenta tus sentimientos y terminas aceptando las ideas y centrándote en tu pareja.
No sientes libertad de ser tú misma, actúas distinto y tus acciones se basan en complacer a la otra persona por miedo a no ser de su agrado, es motivo suficiente para no disfrutar tu vida de verdad.
Cuando se detiene tu crecimiento personal e incluso la persona con la que estás no te motiva o se molesta si lo haces te demuestra que en realidad no tienes su apoyo.
Si se molesta cuando sales con tu amigos o familia, te lo prohíbe o te chantajea para que no lo hagas.
Tu optimismo y energía va disminuyendo es un claro indicio de que la felicidad se está yendo.
¿Cómo salir de una relación tóxica?
Dicen por ahí que el primer paso es la aceptación y por ahí empezaremos. Identifica el tipo de relación que estás llevando: si es dañina, te está perjudicando, provoca dolor o sufrimiento. Esta es nuestra primer red flag.
Lo siguiente es trabajar el autoestima que seguramente está frágil por los daños psicológicos o físicos que se reciben en la relación y que hasta cierto punto has normalizado. Es importante fortalecerá para evitar recaídas. Necesitarás de mucho amor y ponerte a ti misma como prioridad, no se trata de egoísmo, se trata de salud física y mental.
Pon un punto final sin posibilidad de retorno. En muchas ocasiones se comete el error de mantener contacto con esa persona, esto puede causar que la ruptura no sea definitiva y tengamos un ciclo sin fin. Después de terminar ten en mente que no hay reconciliación ni nuevas oportunidades. La ilusión de que algo puede llegar a cambiar puede estar presente, sin embargo tu historial con esa persona es suficiente para determinar que eso no pasará. Volver solo reforzará el poder de la otra persona sobre nosotros.
Si te resulta muy difícil, no tengas miedo a pedir ayuda, ir a terapia es un gran paso, pero facilitará el proceso de desprendimiento. Los psicólogos saben cómo trabajar el autoestima, la seguridad, los miedos y la dependencia emocional para que puedas sanar completamente y poder vivir una relación plena.