En el pasado cientos de mujeres fueron parte de la arquitectura sin ser reconocidas hasta la llegada de Zaha Hadid, quien en 2004 cambió por completo el panorama al recibir la máxima distinción dentro de esta disciplina, el premio Pritzker. A cinco años de su fallecimiento su legado sigue vivo.
Tuvieron que pasar 26 años desde la primera edición del premio Pritzker para que una figura femenina tomara protagonismo y pavimentara un camino más flexible para las nuevas generaciones de arquitectas. A sus 53 años la ciudadana británica nacida en Irak fue el centro de atención del mundo, sus obras ganaron notoriedad para ser objeto de estudio y le dieron la vuelta al mundo sorprendiendo a muchos al saber que fueron dirigidas por una mujer.
Sin embargo antes de gozar del éxito, la arquitecta tuvo que ser fuerte y resistir a los obstáculos. En alguna ocasión llegó a ganar el concurso que le permitía construir la Ópera de Cardiff en Gales, sin embargo finalmente cayó en las manos de Norman Foster.
Ante esto, la iraquí no paró, pues tenía claro su objetivo: romper los límites de la arquitectura, aquellos físicos y formales que existían. Finalmente lo logró, desafió lo convencional desarrollando edificios con alta tecnología y esencia contemporánea. El nombre de Zaha Hadid era sinónimo de vanguardia y el jurado del Pritzker reconoció esta energía y sus prometedoras ideas con miras al futuro.
Su primer proyecto fue la estación de bomberos para Vitra Furniture Company en Weil am Rhein, Alemania. Después se agregaron a la lista el Museo Nacional de Arte del Siglo XXI en Roma, el Centro de Arte Contemporáneo Lois & Richard Rosenthal en Cincinnati, el Guangzhou Opera House en China, el Centro cultural Heydar Aliyev en Bakú, el Complejo Galaxy Soho de Pekín, entre otros.
Desde entonces el entusiasmo de las mujeres en una industria dominada por los hombres creció prominentemente, llevando a cinco de ellas a ser galardonadas también con el Pritzker. Zaha Hadid falleció en 2014 en Miami a los 65 años, sin embargo no solo dejó un gran legado arquitectónico, sino también un nuevo camino para las nuevas generaciones de arquitectas.