Torre Latinoamericana, el edificio que ha resistido tres sismos

ARQUITECTURA

El emblemático edificio ha sido testigo de tres grandes sismos que han sacudido al país y ha logrado mantenerse de pie.

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La Torre Latinoamericana se ha consolidado como uno de los edificios más seguros del país. (Imágenes cortesía Shutterstock).

Desde 1900 hasta este 2020, en México han ocurrido más de 180 sismos de acuerdo al Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred). La capital del país ha sido una de las zonas que ha resultado más afectada en su infraestructura, sin embargo existe un edificio que se ha resistido a ser derrumbado por más de 65 años, hablamos de la Torre Latinoamericana.

A cargo del arquitecto mexicano Augusto H. Álvarez, el emblemático edificio del Centro Histórico ha sobrevivido al paso de tres de los más grandes sismos que han sacudido al país: el de 1957, 1985 y 2017.

La Torre Latinoamericana fue inaugurada en 1956 con 181.33 metros de alto (de los cuales cuatro pertenecen a su antena) distribuidos en 44 niveles. En su momento llegó a ser el primer y más alto edificio en el mundo que contaba con una fachada de vidrio y aluminio. Su estilo quizá te resulte familiar, y es que su mayor inspiración fue el deslumbrante Empire State Building de Nueva York, de ahí su característico estilo moderno estadounidense.

¿Pero cuál fue el secreto de su edificación para mantenerse de pie en situaciones catastróficas? La clave fue su innovadora cimentación, pues se hincaron 361 pilotes (diseñados exclusivamente para este proyecto) a 34 metros de profundidad hasta llegar a la capa resistente del subsuelo, sobre esto se utilizó concreto para permitir que la torre flote en el subsuelo independientemente del soporte que estos pudieran proporcionan a la torre.

Su sistema de inyección de agua bajo la cimentación también fue clave, gracias a esto es capaz de causar empujes diferenciales que compensan los movimientos que tienden a inclinar la estructura. En la losa de la planta baja se previó un sistema para poder bajarla y así evitar un desnivel con la banqueta. La estructura fue diseñada en acero con denominación 47, en su momento el más innovador, remachada a mano en cada junta por la mano de obra mexicana.

La edificación fue todo un reto debido a la enorme fuerza sísmica a la que se encontraba expuesta y a la composición lodosa del suelo, debido a esto hasta ahora es catalogada como un verdadero ejemplo de innovación arquitectónica e ingeniería. De hecho fue el primer rascacielos en todo el mundo en estar en una zona sísmica, sirviendo como ejemplo para este tipo de construcciones.

Hoy en día la Torre Latinoamericana cuenta con un restaurante, museos y un mirador desde donde se puede tener todo un panorama de la ciudad. A pesar de los edificios modernos que han rodeado a la Ciudad de México en los últimos años este edificio sigue siendo un icono arquitectónico y es considerado uno de los más seguros de la ciudad y del mundo a pesar de su ubicación.


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