Planeado desde el 2007 y recientemente terminado, el nuevo edificio Opus del equipo de Zaha Hadid Architects en Dubái da muestra de la grandeza con la que un proyecto relativamente pequeño puede sobresalir frente a los imponentes rascacielos del distrito Burj Khalifa.
El inmueble que da cabida al Hotel ME así como a residencias, oficinas, restaurantes y bares, fue totalmente diseñado por el despacho de la arquitecta iraquí. Tanto arquitectura como interiores destacan por sus caprichosas curvas características de la firma en una exploración entre lo sólido y lo vacío, lo opaco y lo transparente, el interior y el exterior.
La idea central fue conectar dos torres en las primeras cuatro plantas por medio de un gran atrio y nuevamente unirlas a 71 metros de altura con un puente de tres niveles y 38 metros de largo. Todo ello simula un cubo gigante con su centro erosionado, mismo que contiene una fachada diseñada en modelo 3D compuesta de 4,300 piezas con distintas formas y vidrios dobles.
De día refleja la ciudad y el cielo, mientras que de noche, el centro del cubo se ilumina por una instalación con miles de luces LED independientes ubicadas uniformemente entre las piezas de la fachada.
Si bien un frente totalmente de vidrio no es lo más recomendable para un lugar como Dubái y esta decisión pueda resultar controversial, el equipo de diseño se enfocó en lograr una alta eficiencia energética buscando proteger su fachada al exterior con filtros UV, vidrios dobles y patrones de espejo y al interior por medio de sensores que regulan la ventilación e iluminación del edificio de acuerdo a su ocupación.
Las habitaciones y áreas comunes cuentan con piezas de diseño de colaboraciones previas de Zaha como bancos, sillones, muebles de baño, entre otros. Los huéspedes reciben botellas de acero al llegar y encuentran dispensadores de agua en los distintos niveles del hotel, se cuidan las porciones de los alimentos, los desechos orgánicos se compostan y cuenta con un programa que busca limitar el uso de envases de plástico en un esfuerzo por cooperar con la sustentabilidad.
El resultado es la culminación de un proyecto iniciado desde hace más de una década y que no pudo ver concluido la primera mujer ganadora del Pritzker debido a su fallecimiento en marzo del 2016.