Fueron cinco años y medio de estudiar y estudiar y estudiar. “Nadie se la cree que ya salimos”, asegura María José al hablar de sus amigos. Fue una carrera muy difícil, pesada. “Me siento muy contenta de que ya por fin pude completar esta etapa”.
Como parte de una familia constructora, desde chica decía que quería estudiar Arquitectura, pero a la hora de llegar a la universidad se dio cuenta de que era todo un reto. “Dije: no voy a poder. Empezamos con ocho materias, era una carga muy pesada... desveladas diario, no estaba acostumbrada a ese ritmo”, confiesa.
“En un momento pensé en desertar, pero siempre pensaba en mis papás y decía: me están dando la oportunidad de estudiar en otro lugar y me dan la confianza... y como por orgullo decía: sí puedo y le voy a echar ganas”.
Ya va a obra con su papá y siente que está aprendiendo todavía más que en la universidad. Ha decidido que quiere dedicarse al diseño de vivienda.
“Al principio estaba cegada, insistía en que quería dedicarme al diseño de interiores; conforme fueron pasando los años y tomaba algunas materias, me di cuenta que no me gustaba. Yo estoy más enfocada al diseño, me gusta mucho proyectar”, explica.
¿Cómo festejó? ¡Se fue de vacaciones a Las Vegas!
Para graduarse, María José entregó una tesis sobre un centro de artes, un centro cultural productivo, en donde pudo mezclar sus pasiones: la arquitectura y el arte.
“A la hora de diseñarlo quería que mi concepto fuera algo colorido, que el color predominara en el edificio. Mi proyecto se ubicaba en una zona marginada de Querétaro, con casas grises; quise cambiar la perspectiva del lugar utilizando colores vivos”.
Para inspirarse tuvo que llorar tres meses. Fue muy difícil la investigación porque había llegado la pandemia de COVID-19 y no podía ir a Querétaro. “Yo decía: ¿Cómo voy a escoger un terreno si no lo conozco? ¿Qué tal que escojo un terreno que tiene pendiente?”
Ella quería hacer algo circular; nunca había hecho algo así en toda la carrera, siempre se había enfocado en lo minimalista. “Sufrí bastante de muchas desveladas, estrés, pero el resultado fue lo mejor, quedé súper satisfecha”, revela.
Comienza ya una nueva etapa. Por ahora, María José piensa comenzar su vida productiva en Pachuca, aunque no descarta la posibilidad de irse a otro país para estudiar una especialidad. Tiene una gran ilusión en mente: construir un museo, una gran obra de arte que albergue otras grandes obras de arte.
Arquitectos que la inspiran:
Luis Barragán
Zaha Hadid
Norman Foster
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