Estudio Hidalgo, un despacho con base en Guadalajara que inició en 2012 como una plataforma colaborativa, con el paso del tiempo fue madurando hasta convertirse en la firma que conocemos actualmente, hoy en día liderada por el arquitecto mexicano Álvaro Beruben Galván y el arquitecto italiano Graziano Brau Pani.
A pesar de ser un despacho con un amplio panorama y proyectos de distintos géneros, como oficinas y residencias, a Graziano y Álvaro lo que más les interesa es aportar algo a la ciudad y devolverle la vida al centro, meta que pretenden alcanzar por medio del modelo de vivienda colectiva.
"Los arquitectos deben convertirse en desarrolladores a medida de lo posible, porque solo así vamos a poder empezar a cambiar la ciudad, a intervenir".
El centro de Guadalajara ha ido perdiendo habitantes que han decidido irse a vivir a la periferia o a otros municipios, lo que ha provocado desolación en la zona, esto ha representado un reto y un impulso para este dúo de arquitectos, quienes han tomado este tipo de construcción como una herramienta para edificar un proyecto urbano en donde se debe tomar en cuenta el tipo de ciudad que se requiere en el futuro.
Ya sean oficinas, residencias o vivienda colectiva, algo característico de este estudio es que en sus proyectos buscan tener un espacio central que funcione como catalizador para todos los habitantes y usuarios y fomente las relaciones.
"La arquitectura influye en la vida de los demás, tiene una relación social y con la ciudad, se trata de leer un contexto y responder a éste"
Para Estudio Hidalgo, la arquitectura tiene el propósito de aumentar la calidad de vida y esto se logra edificando estratégicamente en zonas que permitan tener cerca el lugar de trabajo, la escuela, el supermercado, acortando trayectos y evitando el tráfico.
El desarrollo horizontal es algo que se debe comenzar a detener para evitar problemas de sustentabilidad, y estos arquitectos tienen claro que su tarea es conservar el patrimonio y aportar sus conocimientos para tener una mejor ciudad.