Me encanta lo que hago”, asegura. “Tiene sus días buenos y sus días con retos; siempre aprendes algo nuevo”. Desde su perspectiva, la arquitectura es parte de la vida, ya sea que hagas arquitectura o que la vivas. “La mayor parte del tiempo estamos dentro de un espacio”, demuestra, pero advierte: “Creo que hoy, muy pocos espacios están pensados con un sentido arquitectónico. Esto tiene un impacto muy fuerte en las emociones de la gente, en el cómo trabaja, en el cómo vive, en el cómo se ejercita, incluso en las relaciones humanas”.
Rodrigo nació el 28 de diciembre de 1993 en Pachuca, Hidalgo; inició su carrera en el Tecnológico de Monterrey campus Hidalgo, pero en 2014 se fue de intercambio a Brasil, ¡justo en el año del Mundial de futbol! Al regresar, se incorporó al campus Guadalajara, en donde se graduó en 2016.
Aunque ya trabajaba desde el tercer año de la carrera, en 2017 cumplió uno de sus sueños: sumarse a las filas de Elías Rizo Arquitectos en Guadalajara. “A mi parecer es uno de los despachos más fregones, de los que hacen arquitectura más bonita en México. Se presentó la oportunidad y estuve con ellos un año”, cuenta.
En 2018 llegó a la Ciudad de México para trabajar en Orange Investments, en donde colaboró en importantes desarrollos inmobiliarios. “De ahí me llegó la oportunidad de hacer un proyecto, lo desarrollé mientras trabajaba en México; me ofrecieron hacer la obra y es cuando me vine a Pachuca, abrí mi despacho y puse mi oficina. Empecé a hacerme de mi equipo de albañiles, carpinteros, herreros, plomeros, electricistas.”
Hasta el momento, la mayoría de los proyectos que le ha tocado diseñar en Pachuca y sus alrededores han sido cabañas en zonas boscosas, lo que le ha permitido definir su estilo. “Yo creo que el estilo ya lo traes, y más bien, como que lo vas complementando o fortaleciendo con las experiencias que vas teniendo, los viajes que vas haciendo y los proyectos en los que vas colaborando.
“Mi estilo es mucho de materiales aparentes. Creo que la arquitectura es como las personas. A mí me gusta que la arquitectura sea real. Si los muros son de tabique, que se vea el tabique; si son de piedra, que se vea la piedra; si es de madera, que se vea la madera; si es de mármol, que se vea el mármol”, comparte. No le gusta esconder nada.
Así fue hecho su primer proyecto que convirtió en obra: The Corner, un sports bar construido en Pachuca a base de contenedores. “Todas las instalaciones son aparentes, todo está a la vista, todo es muy sincero. Es como si pudieras ver a una persona a los ojos y la pudieras leer completamente”.
Esa es su personalidad, trata de ser transparente siempre. “Nunca le voy a faltar al respeto a alguien. Si me caes bien, sabes que me caes bien; si no me caes bien, lo vas a saber”, afirma. Aunque prácticamente nadie le cae mal, solo los aficionados del América.
Como arquitecto, a veces la tiene que hacer de psicólogo. “Tienes que saber escuchar y leer a tus clientes. Lo ideal, antes de empezar a diseñar, es ver qué quieren, cómo lo quieren, si va a ser para ellos, si va a ser un negocio. El cliente a veces es el mismo usuario y a veces no es el usuario.
“Escuchar es un factor de éxito muy importante en la arquitectura”, asegura. Cada proyecto se enfrenta a mil factores: restricciones municipales, del contexto urbano, de presupuesto… “Tienes que poner los pies en la tierra de acuerdo a lo que tienes. En general, hay que buscar el mayor bienestar posible con lo que se tiene”.
SU PROYECTO SOÑADO
A Rodrigo le encantaría diseñar una iglesia para varias religiones. Esta idea tan ambiciosa y compleja de ejecutar tiene una explicación: “La iglesia es el espacio, independientemente de la religión, en el que uno se conecta con el Ser Divino, con su Dios. Es un reto muy grande lograr que personas de todas las religiones tengan un espacio donde puedan sentirse completamente cómodos”.
La Ruta del Peregrino, que recorre diversos municipios de Jalisco y parte de Nayarit, fue su inspiración para concebir semejante desafío. “Es un poco lo que se hizo en España con el Camino de Santiago de Compostela. Es un espacio de contemplación, eso me gustaría representar en una iglesia o en un centro ceremonial”, adelanta.
EL PRITZKER
El galardón más importante de arquitectura a nivel mundial, solamente ha sido ganado una vez por un mexicano: Luis Barragán. Rodrigo desea merecerlo algún día. “No solamente premia tus creaciones, sino también toma en cuenta cómo eres en tu persona, en tu contexto, los valores que representas. Es el premio soñado de cualquier persona que está enamorada de la arquitectura”, comenta. Sin embargo, Nava se ha planteado priorizar la satisfacción personal. “Si no estás satisfecho con lo que haces, no importa si le gusta a los demás”.
EL LUGAR
Nava posó en los túneles de la hacienda Santa María Regla, un lugar que le ha inspirado para lograr sus más recientes obras. “Se me hace un lugar mágico. Desde que lo hizo el señor Pedro Romero de Terreros -que en su época llegó a ser de los hombres más ricos del mundo- se adaptó de forma muy interesante con el contexto natural. El lugar ha envejecido de manera muy bonita”.
MÁS DE ÉL
1. Disfruta de la fotografía arquitectónica y de paisaje.
2. Le gustan los deportes extremos como andar en velero.
3. Juega futbol, corre y compite en triatlones.
4. Es hincha del Pachuca, pero también de las Chivas.
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