Ciudades con perspectiva de genero

El papel de la mujer en la metrópoli

Platicamos con Zaida Muxí, quien desde hace años se dedica a estudiar el espacio y género de la metrópoli. La doctora, arquitecta y urbanista argentina, catedrática en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, es además autora de múlt

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Zaida Muxi. Imagen: Cortesía Francesc Polop

Si buscamos en un libro de arquitectura los nombres incluidos en este seguramente en su mayoría veremos el de hombres, pero ¿qué pasa con las mujeres?, ¿por qué pareciera que se les excluye?, ¿por qué si desde hace más de 100 años practican la arquitectura sigue habiendo desconocimiento del tema?, ¿será que entonces no se le ha tomado en cuenta al construir la ciudad?

"Esta disciplina ha sido dominada por el género masculino en gran parte por los valores de la sociedad, pues no se acepta a las mujeres en condiciones iguales en esta profesión" afirma Zaida. Sigue habiendo un prejuicio por la construcción, incluso hay estudiantes que aseguran que desde su formación se encuentran con posturas machistas, asegura.



En términos generales, las ciudades no están pensadas para las mujeres, sino para el hombre que se desplaza en un vehículo privado o en transporte público en ciertas horas del día y de un punto a otro. Sin embargo son las mujeres quienes en su mayoría tienen una vida más compleja, pues están a cargo del cuidado de otras personas y necesitan caminar para trasladarse, situación que nos lleva a otro punto: la inseguridad que afrontan día con día. " Al construir zonas urbanas de usos exclusivos como pueden ser las zonas de fábricas, oficinas o residencias no se ha tenido en cuenta que generan espacios que son inseguros porque hay poca gente en la calle y las mujeres, que se tienen que mover en horarios contrarios al flujo de los hombres, tienen una mayor percepción de inseguridad porque están vacíos, entonces esto tampoco se ha tenido en cuenta en la planificación ni en el diseño urbano", comenta Zaida.




Y es que no se discute que la mujer sea el centro de atención en la ciudad, se busca un ideal con perspectiva de género, es decir incorporar las experiencias de mujeres que no han sido tomadas en cuanta. Se trata de aplicar una perspectiva de género interseccional. La arquitectura puede mejorar la calidad de vida de las mujeres, aplicar la perspectiva de género no significa cerrarse a otras características de desigualdad, desde la perspectiva de género se consideran edades, capacidades, orígenes, clases, etc. En realidad, las ciudades pensadas desde la experiencia masculina en particular ha sido contraproducente para todas las edades, incluso para los mismos hombres.



La ciudad ideal


Para Zaida lo ideal sería una metrópoli en donde en un barrio viva gente de diferentes condiciones sociales, se pueda trabajar porque también hay oficinas, escuelas, mercado, un buen transporte público, pero que sobre todo en las calles se pueda caminar y jugar tranquilamente a través de sus aceras amplias y accesibles, los coches tengan una velocidad controlada y existan áreas de juegos, plazas y bancas.


"Estas zonas también hacen que no nos conozcamos, el conocer gente da seguridad y tranquilidad", nos cuenta Zaida, quien también sostiene que los espacios públicos deben ser bien diseñados para mejorar la percepción de seguridad de una mujer. "Con la iluminación correcta, sin espacios en donde alguien se pueda esconder o en los que puedas prever por dónde te moverás, estos espacios que generan seguridad son en los que hay gente distinta haciendo cosas diferentes. 'Que no pase que por falta de iluminación no puedas ver lo que hay 20 metros más adelante', como dijo Jane Jacobs en su libro Muerte y vida de las grandes ciudades de 1961", agrega.

"Hay que entender que tenemos un valor propio para aportar, las estudiantes actuales deben de conocer que hay grandes arquitectas, pero que también las ha habido desde hace 100 años y muchas no las conocen, esto genera el importante problema que es la falta de referentes".


No solo basta con ser arquitectas, se trata de ir más allá, también hay que observar cómo viven las personas y cómo usan los espacios, pero sobre todo hay que trabajar de manera participativa. Zaida menciona que un factor clave es trabajar con otras mujeres para entender cómo vive una mujer en un barrio y escuchar de otras experiencias para así mejorar su contexto con lo que sabemos hacer.

Esta labor de seguir posicionando a la mujer dentro de la arquitectura continúa. "Hay que seguir apoyándonos entre nosotras, reconocernos, conocer que han habido otras antes, apoyar a las que vienen detrás y reconocer a las que hay ahora, esto es fundamental". Construir una genealogía será necesario, de no hacerlo el trabajo de las arquitectas volverá a ser borrado de la historia.



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