Esta edificación, proyectada por el despacho S-AR, se define como un oratorio anexo a la Parroquia de la Divina Providencia ubicada en Monterrey. La Providencia funciona como un espacio mínimo para orar y meditar, delimitado a través de concreto y madera como un elemento que se separa de la capilla original existente, buscando crear un recorrido a través de la naturaleza que lo rodea y al mismo tiempo genera un espacio aislado que permite la reflexión.
La estructura de concreto recubre tres de sus fachadas, así como el suelo y la cubierta, creando una especie de monolito apenas perforado en uno de sus lados para permitir la entrada de luz al recinto. Su frente, es una fachada estructuralmente libre, en la cual se ubican las puertas a base de tablones de madera natural, dando lugar a una conexión de materialidad con el espacio natural de su contexto.
Al interior, se dispone una segunda estructura de barrotes de madera a manera de banca y cielo, provocando una calidez que busca contrastar con la materialidad del concreto y su rigidez.
Esta intervención se materializa a raíz de la petición del Padre Alberto López Montiel con el objetivo de revitalizar y regenerar los espacios exteriores de las capillas colindantes, creando áreas de encuentro para los habitantes de la zona norte de la ciudad, en las faldas del cerro del Topo Chico.