La reina Isabel, siendo la monarca más longeva de la realeza británica, tiene lazos sanguíneos con la gran mayoría de las familias reales europeas, incluso con los antiguos zares de Rusia, con quienes pudo haber tenido una relación más cercana si su hijo, el príncipe Carlos, hubiera hecho caso a los medios que señalaron a la princesa rusa Olga Romanoff como la esposa ideal para el heredero de la corona.
Sin embargo, no fue así. “Un título. Casta. Y que tenía 17 años y la virginidad era buena. ¡Yo era de lo más virginal!” señaló Romanoff en The Queen and Her Cousins, un documental hecho para celebrar el 95 aniversario de la monarca británica, en el que varios de sus familiares lejanos contaron historias sobre su relación con la reina.
Olga Romanoff era nieta de la duquesa Xenia Románova, hermana del último zar de Rusia, Nicolas II, quien estuvo casado con la prima hermana del abuelo de la reina Isabel, es por eso el parentesco que hay entre la princesa rusa con la monarca británica.
Romanoff cuenta en el documental que Isabel II solía ir con sus hijos, el príncipe Carlos y la princesa Ana a tomar el té a casa de su abuela, la gran duquesa Xenia Alexandrovna. Tiempo después, una revista británica señaló a la princesa rusa como una candidata ideal para casarse con el príncipe Carlos. Sin embargo, para la familia real no fue buena idea que la relación rindiera frutos. “Al parecer ellos tenían unos modales perfectos, y yo unos modales terribles”, afirma Romanoff.
A pesar de ello, Olga cuenta que esta no fue la causa por la que terminó su amistad con los Windsor. En ese entonces, Jorge V, abuelo de la reina Isabel cedió a la duquesa Xenia como residencia en Reino Unido después del asesinato de los zares rusos. “Cuando mi papá se quedó viudo, volvió a casarse sin el permiso de la reina de entonces, que era la reina Madre. Creo que eso molestó a la reina Madre, así que las invitaciones al palacio y todo eso terminaron”, señaló la princesa rusa.