Ludwika Paleta: "La vida y la maternidad nunca son como las planeas"

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La actriz nos platicó sobre su papel en la nueva producción de Netflix, así como de la maternidad y las relaciones amorosas durante el confinamiento.

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La clave para la actriz radica en compartir responsabilidades con la pareja y hacer equipo. (FOTOS: Juanjo Molina/Netflix).

Ludwika Paleta se parece en muchos sentidos a su personaje de Ana Servín en Madre solo hay dos. Su papel, en esta serie de Netflix, es una mujer casada, exitosa, muy profesional, que alterna la vida familiar con su carrera y que tras muchos años de haber sido mamá, vuelve a tener un hijo. Tal cual como su vida en la que combina la maternidad con la actuación y en la que, tras tener a su hijo Nicolás con Plutarco Haza, volvió a ser madre 18 años después con Emiliano Salinas y tuvo a sus gemelos Bárbara y Sebastián, en mayo de 2017. 

Pero también se identifica con su personaje en la manera en la que conforme pasa el tiempo se ha ido dado cuenta de que, en ocasiones, nada es como uno quiere o piensa. Ni la vida, ni la maternidad ni nada. En esta producción vemos cómo tras una confusión en el hospital, una enfermera intercambia a su hija recién nacida con la del personaje de su coprotagonista, Paulina Goto, y tras cuatro meses de criar a las bebés como propias, pasan por una serie de experiencias, tanto dramáticas como cómicas, que les permitirá a ambas crecer aprendiendo la una de la otra. 

En el caso de la actriz de Carrusel, su personaje es sumamente contro- lador y tenso, que busca que la vida de su bebé se ajuste a su agenda laboral. “Si algo he aprendido en la vida y con la maternidad es que las cosas nunca son como las planea. Es ahí cuando empiezas a soltar un poco el control. Las decisiones que vas tomando sobre la marcha también te van enseñando que o te adaptas o te amargas. 


Una tiene muchas fantasías en la cabeza”, nos dice, y agrega que durante años se quiso embarazar y afrontó numerosas perdidas. Ludwika, quien llevaba a sus dos hijos de tres años al set de grabación para cuidarlos mientras filmaba, nos platica, además, cómo ha desarrollado una enorme paciencia en el camino y que se considera la “mamá más normal que puedas imaginar”.



 Aunque no se muestra mucho en redes sociales, hace poco la vimos en un divertido video que compartió, en el que mantenía la calma y sonreía a la cámara mientras su hija echaba unos gritos capaces de escucharse a calles de distancia. 

“Antes no tenía paciencia, la he desarrollado con el tiempo. Mi segunda maternidad me agarró en una edad en la que tengo otras prioridades y en este momento mi máxima prioridad es que mis hijos estén bien. Quiero escucharlos y saber qué les pasa. Quiero ayudarles. La verdad es que eso me lo ha dado la edad. Algo bueno tenía que traer la edad, caray (ríe). Si no fuera por las experiencias, sabiduría y paciencia que una va ganando, no tendría sentido ir sumando todos esos años”, platica la actriz de 42 años. 

Para ella, además, parte de la sabiduría adquirida y acumulada en esta pandemia ha sido aprender a soltar y hacer el mejor equipo posible con su esposo, especialmente al estar confinados en casa. 




Una época para redescubrir a la pareja 

En el mundo pandémico en el que seguimos viviendo tras casi un año de confinamiento, las mujeres están realizando significativamente más tareas domésticas y cuidados familiares, sugieren estudios de organismos como la ONU Mujeres. Antes del coronavirus, por cada hora de trabajo no remunerado que realizaban los hombres, las mujeres hacían tres. 

Ahora esa cifra es mayor. Y es que en Madre solo hay dos justo vemos eso: dos mujeres sumamente inmersas en su maternidad, con poca o nula ayuda de sus parejas pues optan por cederles el control de los hijos y la casa. 

“Creo que justamente en esta pandemia hemos descubierto a nuestras verdaderas parejas. De pronto en las redes sociales nos enteramos de cómo ha pasado la mayoría de la gente esta época y escucho mucho el ‘Ay qué bueno que mi marido me está ayudando ahora sí con los niños y con la casa’. A ver y ¿por qué no tendrían que hacerlo?”, se cuestionó la actriz. 

Pero por otro lado parece que, desafortunadamente, esta crisis sanitaria, además de las millones de muertes que ha dejado, ha exacerbado las desigualdades de género ya existentes y para las mujeres ha aumentado la necesidad de realizar tareas domésticas no remuneradas.

 La ONU Mujeres advierte que el efecto dominó de tener a menos mu- jeres trabajadoras sería negativo, no solo para el bienestar de las mujeres, sino también para su progreso económico e independencia. 

El tiempo de cuidado infantil podría afectar su trabajo, sus salarios, sus resultados económicos a largo plazo y la recuperación económica. El riesgo de que las madres abandonen la fuerza laboral y reduzcan las ho- ras de trabajo para asumir responsabilidades de cuidado asciende a miles de millones perdidos por año en salarios y actividad económica. 

El impacto de la pandemia ha sido grave y disruptivo para todos, aunque no en el mismo grado en todos los grupos debido a las desigualdades ya existentes. 

La actriz concuerda y agradece que tiene un compañero con el que divide las tareas del hogar. “No sé si es la gran fortuna, pero sí elegí a un hombre que mete su ropa a lavar y que me deja la cocina limpiecita porque también es un control freak de la limpieza, lo cual me fascina”, platica Ludwika en cuanto a estas desigualdades y cómo le ha tocado a ella en casa. 

“Pero también conozco a otros hombres que no son así y me preguntó: ¿por qué las mujeres tenemos que encargarnos de eso? La serie retrata también esta parte de muchos hombres que suelen evadir su responsabilidad cuando en realidad hay muchas otras culturas que están un poquito más avanzadas que la nuestra porque se han visto forzadas. 

Nuestros hombres se están viendo forzados en la pandemia. En países donde la ayuda no está tan a la mano como en México, claro que los hom- bres se tienen que poner a cuidar niños, a lavar, a cocinar y hacer todo lo que ‘las mujeres’ somos las encargadas de hacer. Todo trae algo bueno, aunque parezca malo”, añadió. 

Para Ludwika, además, se trata de compartir los compromisos y hacer equipo. Y es que el trabajo doméstico no parece seguir las mismas tendencias que otros en la lucha por la igualdad. 

Si no podemos dividir el trabajo en casa por igual, ¿podremos crear un mundo en el que las mujeres estén verdaderamente empoderadas? “Se trata de compartir responsabilidades. El chiste es hacer un buen equipo con quien estés. Los matrimonios tenemos que aprender a decir: si tú cocinas, yo lavo. En mi caso la que cocina soy yo y el que cocina no lava (ríe). 



Entonces nosotros tenemos las reglas así y la verdad es que hacemos buen equipo. Yo soy buenísima durmiendo a mis niños, pero entonces él los baña. Y así creo que es la manera: aprender a compartir responsabilidades, de no ser solo nosotras. Nos han cargado mucho la mano a lo largo de la historia de la humanidad”, externó. 

Para estos tiempos inciertos y en el que redescubrimos no solo a nuestras parejas, sino nuestras aspiraciones y replanteamos nuestros caminos, Ludwika está feliz de poder estar en una producción divertida, ligera y entretenida. ¿Qué le gustaría que la gente se llevara de esta serie? Algo que tiene mucho que ver con el soltar y fluir. 

“Que no hay una manera de ser mamá y se vale si no quieres serlo también. Además de la maternidad las mujeres somos tantas cosas. Qué bueno que esta serie trata sobre mamás, pero lo seamos o no, somos mujeres, amantes, esposas, amigas... Un montón de cosas que a veces no podemos ni siquiera explorar por el hecho de estar tan inmersas en este trabajo tan arduo y demandante que es el de ser madre”, concluyó.




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  • Aracely Garza