Ana Claudia Talancón está de vuelta y nos confiesa el porqué de su pausa de más de 5 años

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La actriz regresa con decenas de proyectos y un mensaje que compartir: “Ser dueño de tu destino no es solo cumplir metas, implica ver tu lado oscuro”.

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Fotografía: Germán Nájera, Iván Flores @WESHOOTMUCH

Víctima y no dueña de su propio destino. Así se sentía Ana Claudia Talancón en el pico más alto de su carrera, tras llegarle la fama internacional con producciones como El crimen del padre Amaro y Arráncame la vida, y se cuestionó por primera vez hacia dónde quería llevar su vida y si lo que hacía en ese momento verdaderamente le traía felicidad. “Realmente comencé a sentirme víctima de mi destino y dije: ‘Está increíble que me esté yendo tan padre, parece que solamente me va a ir mejor y que nunca voy a tener ni un ratito libre… pero no es mi visión de éxito’”, confiesa en entrevista.

Aunque era un triunfo tras otro, pronto se dio cuenta de que nunca estaba presente en los momentos personales ni en los de su familia y amigos… que siempre era el típico: “Aquí estamos todos, menos tú”. Por eso pisó el freno en seco y dijo: “Hasta aquí”. Sí, siguió haciendo una que otra producción cada varios años, pero si nos ponemos a pensar, realmente hace mucho que no sabemos nada de la actriz.

Pues se debe a eso, a la pausa de más de cinco años que tomó para reencontrarse, cuestionarse las prioridades que venía teniendo desde los 11 años que decidió ser actriz y reevaluar su definición de éxito y felicidad.

Así, la nueva Ana Claudia regresa este 2022 con decenas de proyectos como el remake de Soy tu fan, las películas Misión: peligroso, ¡Qué despadre!, con Mauricio Ochmann, y Cuando duerme conmigo, con Erick Elías; las series El galán de Star+, al lado de Humberto Zurita, y El refugio de Starzplay, junto a Alberto Guerra. Asimismo, acaba de empezar a grabar otra producción de la que aún no puede decir nada y más adelante trabajará en otras dos series. Todo este mismo año.

Pero la Ana Claudia de hoy viene diferente. Sí viene con energía renovada, pero afirma que ha aprendido a decir no. Su idea del lujo o el éxito es tener la posibilidad de levantarse un sábado a la una de la tarde, de tener tiempo para terminar una escultura de sus clases de cerámica o tomarse una staycation en su propia casa y ser feliz lavando los platos. De todo esto y más reflexiona en entrevista con Chic Style.


¿Cómo fue el proceso de darte cuenta de que tus prioridades o tu idea del éxito cambiaron?

Hacerte dueño de tu destino no es únicamente cumplir tus metas y deseos. Por el contrario, implica mirar tus partes más oscuras, aceptar tus fallos y tomar responsabilidad. Fue cambiar la posición de víctima por la cual tenemos esta percepción de que no dirigimos nuestras propias vidas y pensamos que las cosas “nos pasan”. Crecemos dando gracias a la suerte cuando algo nos sale bien y sintiéndonos indefensos y desdichados cuando ocurre al contrario.

¿Fue un switch? ¿Un cambiarle al modo autopilot?

Es que se trata de escuchar lo que a tu alma le llama. A lo mejor puede ser el mismo trabajo, pero hay que saber escuchar lo que te pide tu alma, de dónde viene ese llamado, por dónde tienes que aprender, para dónde va la energía que quieres llevar. Y saberlo respetar. Es una intuición de nuestro ser interior.

¿Cómo supiste que necesitabas un break total?

Fue bastante obvio. Comencé a no pasarla bien, a estar demasiado cansada, estresada y a sentirme en general como que esto no era lo que quería. Escuché mi interior, que buscaba otra cosa, y respeté eso. Nuestro ser no pide algo imposible, tenemos una especie de consejero interno sabio que te dice qué es lo que debes hacer, qué es lo que está bien que hagas. Si me lo está pidiendo tanto es porque hay que escuchar.

¿Y cómo regresas después de estos más de cinco años de break?

Me siento más madura, más clara, también más compleja definitivamente. Una vez que logras abrazar tus demonios, salen nuevos, y sin frenos, pero está bien, porque vas haciendo las paces contigo misma como parte de tu evolución. Pasaron tantas cosas. Estudié en este tiempo guionismo, además de una maestría en Psicología Espiritual en la Universidad de Santa Mónica, en Los Ángeles, y aunado a otras experiencias, me di cuenta de que no nada más soy actriz, que puedo hacer escultura, ser escritora... Que soy hija y también soy amiga, muchas otras cosas más que solo actriz. Y eso me hace sentir que regreso como una mujer más completa.

Durante o tras esta pausa, ¿cambió tu percepción de lo que consideras un “lujo”?

Si tengo que ir a una cita y puedo ir en bici se me hace un lujazo. En bici voy viendo los árboles, sintiendo el aire, aunque necesito salir una hora antes para hacerlo, por eso es un lujo, porque tengo el tiempo. Voy en la bici, compro flores, las amo, y soy de las que va observando y dice: “¡Mira, espérate, ese es un árbol de higos!”.

Me suena a que también decidiste ser linda contigo misma…

Justo me pasó eso. Mi mamá me dijo: “Bueno, ya me pusiste mi casita a mí y también a tu papá… ¿y tú? Se te olvida que al dar es a ti primero y que si no te das tú, ¿cómo puedes estar dando?”. Me hizo darme cuenta de que también estoy yo y justo ahí fue que me empezó a nacer todo este rollo de qué quiero yo, qué me llena a mí. Hice tantas cosas a raíz de estos cuestionamientos, cosas que no hubiera hecho si no hubiera respetado lo que mi ser decía.


Luego pasa que nos ponemos en pausa, tomamos unas largas vacaciones, pero lo que no pausamos son los pensamientos negativos… ¿Te pasó eso?

Las staycations, como les llaman: quedarte en tu casa una semana, nada de irte a la playa y hacer los mil tours, también está padre, porque se trata de quedarte en tu casa a no hacer nada, echar la flojera, así rico, te lavas el pelo hasta después de cinco días o te metes diario a la tina… lo que a ti se te antoje. Controlar esos pensamientos es lo ideal, pero más bien hay que encaminarlos, porque lo otro es difícil. Te puedes poner tareas, como “ahora vamos a ocuparnos de respirar”, así tienes la mente ocupada en cosas positivas para ti.

¿Por qué estudiaste esta maestría en Psicología Espiritual?

Por buscar una manera de procesar mis propios traumas y hacerlo de una forma sana. Me cambió la vida por completo. Ahí me pasó algo que nunca había vivido, una reprogramación neuronal diferente. Sentí una especie de descarga eléctrica en mi cerebro, como un toque que generó una nueva conexión que dijo: “Esta herida ya no te va a llevar aquí, sino acá”. Y dejó de dolerme, dejé de sentirla automáticamente.


¿Qué más aprendiste?

Todo lo que sufrimos en esta vida es porque no nos sentimos valorados, principalmente por nosotros mismos. Es pésimo, pero así pasa. Todo lo que te lastima normalmente lleva eso implícito de alguna u otra forma. Cualquier cosa que te haga daño es porque tú estás haciendo un juicio, algo dice de ti eso que te hace daño. 

Por más que pensemos que eso no tiene nada qué ver con nosotros, sí hay algo; es necesario tener conciencia y poder observar qué es lo que lo detona y por qué te estás sintiendo así.

Todo lo que nos perturba nuestra paz, nos mueve. Tiene que ver con algo que nosotros tenemos que trabajar con nosotros mismos, porque nosotros somos cien por ciento responsables. Incluso cuando terminamos una relación, no es que yo tengo 50 de culpa y tú el otro. Tenemos cien por ciento de responsabilidad sobre lo que sentimos y cómo vemos las cosas.

Y pausar es importante para volvernos conscientes, pues vamos por la vida sin entender qué nos está pasando.

Luego no nos damos cuenta de muchas cosas hasta años después y en el momento no ves para dónde o la salida. Así funcionamos, hay una evolución del ser en todos, pero dentro de ese despertar cada quien tiene su propio proceso y cada quien vive lo que sea que tiene que vivir. A lo mejor tú no puedes comprender el proceso de la otra persona, pero no lo juzguemos, no nos afecta.

¿Cómo te han tratado los 40? ¿Qué buscas para esta década?

Soy la más antifan de futurear. No me ha funcionado para nada, porque me he llevado unas desilusiones terribles y el destino, literal, se ríe de tus planes. Siento que además le quitas energía a lo que te toca hacer en el momento. Soy intensa, siento mucho las cosas, y si no me concentro en lo que estoy viviendo en el momento hacia estar tranquila y procesarlo de la mejor forma, me doy cuenta de que salgo un poco machucada por mí misma.

Ya mejor no dices nada…

Todo depende de las metas. En mi caso, las metas me sirven más a largo plazo. Este año quiero lograr no acabar exageradamente cansada y que me termine afectando. Entonces, quiero observar el proceso que vaya teniendo y así respetar esos momentos en los que sé que tengo que recargar energías. Quiero ser capaz de saber observar qué es lo que mi cuerpo y mi ser necesitan en el fondo.

Te concentras ya en el presente y no en un futuro imaginario.

Un futuro que ni ha pasado y que quién sabe si pase. Aparte, si te aferras a ello, ¿qué tal si nunca llega? Te estás condenando a frustrarte, a desilusionarte y a no pensar en lo que sí tienes. Pueden haber mil cosas que no tengas, pero a ver, ¿qué sí tienes? Y qué decisiones puedes tomar que te ayuden a tener paz y tranquilidad. Uno no empieza a respirar agitado porque te da ansiedad, sino porque estás respirando mal y simplemente no te das cuenta.


Texto y coordinación: Aracely Garza Cantú

Fotografía: Germán Nájera, Iván Flores @WESHOOTMUCH

Makeup: Andrea Moreno

Hair: Fátima Moreno

Stylist: Aurora M.B.

Locación: Casa Filomeno

Vestido: Jesús De La Garsa

Zapatos: Steven Madden


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