Es abogada penalista, pero Leonora Tovar López Portillo encontró recientemente en la gastronomía su verdadera pasión. La hija de Carmen López Portillo, rectora del Claustro de Sor Juana, y el fallecido Rafael Tovar y de Teresa, quien fuera el primer Secretario de Cultura de México, nos abrió las puertas de su restaurante Tres Abejas, el cual apenas tenía varios meses de haber abierto cuando llegó el confinamiento por la pandemia.
“Es mi segunda casa”, nos dice al recorrerlo, feliz de poder regresar. Este se encuentra en la Roma, en el Museo Soumaya Casa Guillermo Tovar de Teresa, una antigua casona donde vivía el hermano de su papá y que, al fallecer, fue comprado por Carlos Slim para que toda la colección artística que Guillermo fue acumulando a lo largo de los años pudiera mostrarse al público.
El propio Slim es muy cercano a la familia de Nona, como le dicen sus amigos, y el empresario acudió al opening acompañado de su hija Soumaya, su sobrino Michel Kuri y más familiares. “Mi tío fue un personaje sumamente culto, fue cronista, escritor y más, e hizo una de las colecciones de arte mexicano más bonitas.
Cuando él murió, tanto mi papá como mis tíos no quisieron desmantelar la colección e idearon el museo que compró Grupo Carso. La casa se encuentra igual a como la tenía mi tío”, nos platica Leonora.
La casona porfiriana, de unos 900 metros de construcción, reúne más de mil piezas que eran el acervo personal de Guillermo, además de 13 mil libros en la biblioteca.
Tiene obras como el Espejo monumental de cristal poblano de Amozoc y una virgen de porcelana francesa, la cual fue labrada en un taller poblano y se trató de un regalo de la emperatriz Carlota a las damas de su corte.
El museo está abierto y la entrada es gratuita. A un lado del restaurante, por un pasillo que conecta a la casa, se encuentra un espectacular jardín interior en el que también hay unos salones para eventos.
Un oasis para Leonora
Quienes conocen a Leonora saben que es toda sonrisas y buena actitud, lo cual se transmite en el lugar, que es de un divertido color amarillo y cuyo espacio fue concebido originalmente para ser las caballerizas cuando la casa se construyó, por lo que este es muy angosto. En toda la pared hay frases motivadoras y otras divertidas que ella y su mamá escogieron y pintaron a mano.
En cuanto a la oferta gastronómica, ella tiene tres palabras para describirla: reconfortante, familiar y honesta. Los platillos de Tres Abejas son para reconfortar el alma, sencillos, pero reparadores, y muchos de ellos podrían recordar a aquellos deliciosos platos de las comidas familiares de antaño.
Nos asegura que la torta de chilaquil es uno de los platos más pedidos en el lugar. Otros de los platos que hay en el lugar son un croque madame, lasaña de espinacas con queso ricotta y casse de jitomate, sopa de cebolla con queso y un quiche lorraine. Además, su oferta de repostería es deliciosa y atiende pedidos de postres personalizados para todo tipo de ocasiones.
Algunos de los platillos tienen un significado especial para Leonora, pues nos cuenta que están inspirados en unos que le cocinaba a su papá en sus últimos meses de vida.
El albondigón y el budín de pan eran unos de sus favoritos, que ella le preparaba para consentirlo, y que se encuentran en el menú con algunas variaciones.
En esta cuarentena, cocinar ha sido la salvación de Leonora y sus dos hijos, Gerardo y Leonora, a quienes llama cariñosamente sus conejillos de indias, y son quienes prueban todo lo que ella hace. Además, se ha dedicado a hacer lives y tutoriales con todo tipo de recetas para seguir generando contenidos sobre el restaurante e invitar a la gente a conocerlo, así como al museo.
Y aunque nos dice que Tres Abejas no tiene nada de light, sí quiere incorporar pronto nuevas recetas Keto y bajas en carbohidratos para atender las necesidades de todos sus comensales.